lunes, 19 de diciembre de 2016


Gerónimo Pompa

ilustre guatireño sepultado en el olvido

Servio Tulio Forzán Dágger

Nota: El presente artículo fue publicado en el diario El Universal el 9 de enero de 1992. Fue escrito por el historiador tachirense Servio Tulio Forzán Dagger, a quien debemos agradecer que haya rescatado del olvido la figura de este insigne ciudadano, quien vivió en la casona de El Palmar, destruida en el año 2009 por negligencia del Alcalde y los Concejales del Municipio Zamora del Estado Miranda.  En esa vieja casa también nació Elías Calixto Pompa, su célebre hijo, poeta de las familias hispanoamericanas del siglo XIX. Del citado artículo, transcrito literalmente, hemos resaltado en negritas y cursivas los títulos de las obras del personaje.  – Aníbal Palacios B.-)
 


Son escasos los datos sobre la vida de don Gerónimo Pompa, quien tenía especial afición a las bellas letras. Su  mejor  trabajo, “Medicamentos Indígenas”, libro de gran éxito de ventas y en donde evidencia el autor sus sentimientos de humanidad y su deseo de dar a conocer a las generaciones venideras los recursos medicinales de nuestra flora, abundante, por cierto, en plantas que contienen principios utilizables en terapéutica.
Desgraciadamente, la época en que vivió don Gerónimo Pompa fue una época de pugnas y disidencias políticas en que las aplicaciones científicas para curar las enfermedades eran poco menos que inexistentes. Sin embargo, este insigne hijo de Guatire, que nació en 1810, no se dejó desanimar por las guerras civiles que arrasaban los pueblos y campos de la Venezuela de ese entonces. Antes por el contrario, su amor a la patria y su deseo de verla progresar lo animaron a cooperar, con varios facultativos, en el establecimiento de la Sociedad Médica de Caracas, fundada el 3 de noviembre de 1827 por decreto del Libertador.

Así fue  como Pompa tuvo oportunidad de  hacer  amistad con personajes de su época. Conoció, ente otros, a Simón Bolívar, José María Vargas, Juan Manuel Cajigal (el venezolano), José Antonio Páez… Su nombre figura también en la Constitución de 1857 como diputado por la Provincia de Caracas y aparece asimismo entre los promotores del primer Ateneo de Caracas en 1852. Aparte de esto, este hombre excepcional estaba dotado de cierta imaginación poética. Testimonio de ello son: “A la inteligencia”, “Las palmera del prado” y “Las flores parleras”, poesía lírica, publicada  en Caracas por la imprenta de Valentín Espinal en 1847. A más de esto, escribió algunas comedias, como “El amor casado”, comedia sentimental en verso, que dio a conocer  en 1850 y “El libertino arrepentido”, comedia sentimental en tres actos, editada en Caracas por la imprenta de A. Damirón en 1838. Dejó igualmente artículos sueltos en prosa como “El poder monetario”, “Las modas de Paris”, “No jugar más”, “Una noche y un sueño”. Tradujo del francés “Hermano y hermana”, opereta en un acto fechada el 31 de octubre de 1863 y también tradujo del francés la “Historia fisiológica de la generación humana o arte de procrear el sexo que se quiera”, obra de Jacques André Millot (1728-1811).

Redactó además un proyecto de ley en 1845 para establecer en Venezuela un Instituto Industrial. Fue, sin duda, Gerónimo Pompa literato por vocación. De ahí  que su nombre fuese incluido en la lista de escritores venezolanos elaborada en 1895 por don Manuel Landaeta Rosales.
A esto hay que  añadir que hizo excursiones por  pueblos, montañas, campos, valles, llanos, cerros, ríos, pantanos y  quebradas de Venezuela, estudiando en todo tiempo nuestra flora y arrostrando los mayores peligros de aquella naturaleza salvaje. Vez hubo que iba de a caballo o a pie; otras veces en piraguas o en curiaras, vadeando ríos y afanado siempre por sacar a luz los tesoros encerrados en la rica naturaleza de nuestra patria “que poseída por la actual y venideras generaciones –escribe el propio Pompa-, necesariamente habrían de dar importancia, honra y gloria a Venezuela”. Cuarenta años dedicó este esclarecido compatriota a tan acuciosa labor, hablando mano a mano con la gente del pueblo para traer al libro toda aquella medicina doméstica que recogió “de los labios del labrador inocente, del indígena curandero, del anciano experimentado”. Así pues, con devoción a su suelo y a sus tradiciones, con sacrificio y laboriosidad llegó a sazón el fruto de sus desvelos, “Medicamentos indígenas”, su célebre obra, cuya primera edición titulada “Colección de medicamentos indígenas y sus aplicaciones”, salió de la imprenta de J. A. Segrestáa en 1868, en Puerto Cabello. Luego se reeditó en 1889, 1897 y 1910 en Caracas. Recoge Pompa en este libro 456 recetas y se han hecho hasta el presente cerca de sesenta ediciones. Se ve, pues, que este libro ha gozado del favor del público latinoamericano. Lo que nos hace pensar que Gerónimo Pompa ha sido el más leído de los escritores de Venezuela.

Poeta Elías Calixto Pompa
Para concluir, nos basta agregar que este botánico de nuestra flora se casó con Gerónima Lozano en enero  de 1834, cuando  tenía 24 años de edad. El 14 de octubre de 1837 nació en Guatire su primer hijo, Elías Calixto Pompa, el que había de ser insigne poeta. Recorrió además gran parte de Venezuela, dejando en esos lugares el recuerdo de su simpatía y de su abierta modestia. No buscó jamás dignidades y sus excelencias mejores puso la vida en este venezolano admirable. Porque nada de lo humano le era ajeno y fue un defensor de los ideales de la libertad y la justicia. Murió en Caracas en 1880. Hoy día su memoria aún vive entregada almas completo silencio. Guatire, su pueblo natal, en ningún tiempo le ha rendido homenaje alguno. Es pues, una obligación moral redimir su esclarecida memoria del olvido.
 El Universal 9 de enero de 1992

martes, 22 de noviembre de 2016


El cine guatireño, magia artesanal
Aníbal Palacios B.

 El futuro se construye en el presente. Es la moraleja de una película que dio mucho de qué hablar en el año 2009 y que inevitablemente nos lleva a pensar en el glorioso pasado del cine guatireño para convencernos luego de que, ciertamente, el futuro del séptimo arte de nuestro municipio lo cimientan hoy un grupo de talentosos jóvenes con escasos recursos económicos pero a su vez con inmensa creatividad y fortaleza espiritual.

De repente cuatro jóvenes guatireños, trabajadores en el cotidiano y anónimo quehacer que les permite ganar el sustento para sus familias, saltan al reconocimiento mediático nacional e internacional gracias a una película, “Volver al pasado”, de confección casera (literalmente, no se trata de una frase hecha o metafórica) que impactó fuertemente en la comunidad, hasta el punto de convertirse en un éxito de ventas en los expendios donde los autores no obtienen beneficios; es decir, la piratería fílmica.
Sin experiencia alguna en el ámbito de la actuación, la producción y la edición cinematográfica formal, se atreven a plasmar una realidad con la que deben coexistir en los barrios donde habitan: la lucha de bandas armadas por crear, conservar y defender áreas de influencia delictiva. Yosmar Istúriz, dirige un elenco que en el que figuran Eric Miranda, Joselyn Ramos y Rubén Lozano como protagonistas, y donde además destacan Mariela Oropeza, José Yánez, Sandro Veliz y Gabriel Naguanagua. Una sólo cámara, una mini DV Panasonic de esas diseñadas para videos familiares, fue suficiente para que Istúriz demostrara su capacidad artística, su talento creativo y sus aptitudes cinematográficas instintivas. Decir que “es su cuarta película”  crea una sensación distorsionada de lo que es su experiencia como director, productor y guionista, puesto que las tres anteriores son cortometrajes (realizados por cierto con una cámara analógica también de uso familiar) con los cuales Istúriz quería demostrarse a sí mismo y a su equipo de colaboradores que si era posible emular exitosamente a los pioneros del cine aldeano de Guatire y Guarenas, representado por Agustín Oropeza y Antonio Barberán, sin recursos técnicos ni económicos, pero con mucha creatividad, talento artístico y cooperación comunitaria.

Pasado, presente y futuro
Conversamos con Yosmar Istúriz, Auristela Ramos, su esposa, José Yánez, Joselyn Ramos y Sandro Veliz sobre sus vivencias durante la filmación de la película y lo relatado es digno de convertirlo en guión cinematográfico, un poco al estilo de La noche americana, aquel film de Francois Truffaut que no es más que un homenaje al propio cine. Nos cuenta Yosmar sobre la motivación de más de 60 personas entre vecinos, familiares, amigos, compañeros de trabajo y curiosos en general que pusieron su granito de arena, sus motos, casas, ideas,  sugerencias y dinero, de principio a fin; es decir, en la producción y filmación de la película. La dirección y edición fue realizada por el propio Yosmar, esta última etapa en una lenovo, también doméstica y con un vetusto y sumamente útil moviemaker. Siempre han trabajado sin recursos económicos. En una oportunidad en la que debían filmar una escena con dos actores que conversaban mientras uno se tomaba un refresco, se percataron de que entre los tres (actores y director) no tenían para adquirirlo en una bodega cercana, por lo que hubo que retrasar la grabación mientras buscaban en una casa aledaña, una botella y un poco de agua.

En ese año 2009 filmar Volver al pasado costó alrededor de once mil bolívares, equivalente a trece salarios mínimos de la época; o sea, poco más del sueldo mensual de todo el elenco. Eso lo supieron cuando finalizó el proyecto; de haberlo sospechado antes quizás no se hubiesen animado a ejecutarlo. ¿De dónde salieron los reales?, de cada una de las personas que participaron en la producción, incluyendo algunos curiosos. Antes de comenzar la película buscaron ayuda en la Alcaldía, pero Ramón Milano, a la sazón Director de Cultura, les negó el apoyo con el argumento de que no tenían formación académica como cineastas y actores; es decir, no creyó en ellos. No hay resentimiento en la queja, sólo la frustración que también sentimos quienes cierta vez nos alegramos con la llegada de activos cultores a los puestos de gobierno, y llegamos a pensar que desde allí facilitarían los recursos que otrora exigían a sus predecesores, para luego observar un comportamiento algunas veces más negligente y siempre más displicente. Pero ni falta que hizo; también se acercaron a la Villa del Cine pero allí los recursos parecieran destinados a proyectos suntuosos y ajenos a la región, por lo que fueron igualmente ignorados. El ánimo se mantuvo en alto y lograron culminar la producción en siete meses en jornadas de fin de semana porque cada quien debía atender sus respectivos trabajos. Luego vino la dura e importantísima etapa de edición, en casa, por supuesto, con su esposa e hijos como asistentes. El producto estaba listo para ser exhibido y había que hacerlo por todo lo alto. Alquilaron dos salas en el Centro Comercial Oasis con el objeto de recaudar parte de lo gastado para invertirlo en el siguiente proyecto, pero subestimaron la capacidad de respuesta comunitaria, las dos salas fueron insuficientes para atender la convocatoria, vendieron copias a la salida, el boca a boca difundió la calidad del film… y se enteraron los buhoneros que piratean películas, quienes hicieron un buen negocio en detrimento de los realizadores: veinte mil copias en un mes, sin publicidad alguna.

A título de consuelo, la buhonería, cual si fuera una franquicia, ayudó a promocionar la película en todo el país, y la noticia llegó a oídos de la prensa local, regional, nacional e internacional, además de las publicaciones especializadas y los cineastas; es decir todo el mundo. De repente, por todas partes se hablaba de Guatire, de sus problemas, de sus valores, y de un humilde y talentoso grupo de habitantes de nuestras barriadas capaces de crear arte colectivo de muy buena factura y mucha prestancia.

Súbita notoriedad
Lo novedoso para esto jóvenes cineastas es la popularidad en la que repentinamente se vieron envueltos, ya en la calle se les reconoce, se les saluda a viva voz y hasta se les pide autógrafos. Para Yosmar Istúriz esto no es más que la adquisición de un compromiso mayor para el próximo proyecto, los sueños son los mismos, pero las perspectivas son mayores y los requerimientos se han acrecentado; ahora siente que el grupo tiene la imperiosa e impostergable necesidad de mejorar la formación técnica y artística, áreas en las cuales ya le han ofrecido ayuda concreta; pero aún falta adquirir nuevos e idóneos equipos de filmación y edición; las expectativas han crecido, tanto para el grupo como para jóvenes con inquietudes parecidas, quienes han visto no una película sino un paradigma digno de imitar y, por supuesto, para el público que ha quedado satisfecho con lo propuesto pero que, con toda seguridad, será más exigente.

Yosmar Istúriz no se envaneció con el éxito, y  continuó con dos películas más, Unidas Por Siempre, una historia totalmente distinta aunque con el mismo trasfondo argumental reflexivo, y Alirio El Más Buscado, dentro de la tónica  de Volver al pasado. En el interin, varios documentales sobre personajes del acontecer aldeano han copado el espacio de este cineasta que funge como productor, guionista y director y que conjuntamente con Auristela Ramos, su esposa, una especie de Productor Ejecutivo, realizan en paralelo una dura actividad familiar devenida en labor social a través de la Fundación Venezolana de Espina Bífida Sin Barreras en Zamora, para ayudar quienes, como  ellos, luchan una diaria batalla con su hija Aurismar Istúriz, quien padece esa enfermedad. La familia Istúriz-Ramos en pleno enfrenta retos de toda índole sin lamentarse y con la confianza de superar esos obstáculos. Esa vivencia nos permite entender con más facilidad porque Yosmar y Auristela han asumido el reto de hacer cine con presupuesto cero, porque los problemas familiares lo van solventando con el mismo presupuesto, la misma motivación e idéntica pasión.

lunes, 24 de octubre de 2016


De Foza a Guatire:
de vuelta a mis raíces
Soliria Menagatti

En el año 2006 comencé una ardua búsqueda de mis raíces italianas. La única pista que poseía provenía de los escritos del Sr. Ángel María Dalló, Cronista Oficial de Guatire, que en sus artículos hablaba de un grupo de familias italianas provenientes de la Provincia de Belluno, Véneto, llegadas a Guatire en 1877. Así que redacté un correo electrónico con los nombres de mis bisabuelos y me di a la tarea de enviarlo al mayor número posible de pueblos y ciudades de esa provincia. Lo único que recibía por respuesta era un “lo lamento mucho, pero en esta comuna no está registrado”. Cuando ya me disponía a tirar la toalla recibí un correo muy amable donde se me informaba que el apellido Menegatti no era de Belluno, sino de la Provincia de Vicenza, y seguidamente, me enviaron el listado de “comunes”, que ascendía a 121.
Reorienté la investigación hacia Vicenza; el 14 de agosto de 2007 recibí una respuesta del servicio anagráfico del pueblo de Foza certificándome que Doménico Menegatti había nacido en este pequeño pueblo. Seguramente los lectores podrán imaginarse la conmoción que me causó ese correo. En eso mismo correo supe que los Valente también eran de Foza. De modo que no todos los italianos que habían llegado a Guatire vinieron de Belluno.
Este encuentro con mis raíces me llevó en septiembre de 2007 a estudiar Historia en la UCV, y en el año 2009 me enrumbé a Foza, estuve en la misma casa desde donde salieron mis parientes el 24 de diciembre de 1876, 133 años después. ¿Qué razones tuvieron 75 familias, unas 354 personas para abandonar su tierra, arriesgando su vida en un peligroso viaje por altamar para llegar a una tierra desconocida? La respuesta es la pobreza y la desesperanza.
Todo proceso migratorio tiene elementos de extracción y atracción. Razones que te llevan a dejarlo todo, y motivos que te inducen a escoger un nuevo país.

Las razones de la gente del Véneto
A la caída del Imperio Romano, el territorio italiano se fragmentó en una serie de reinados, ducados, señoríos, etc. La región Véneta fue conquistada y dominada por varios reinos extranjeros. En 1422 fue conquistado por la Serenísima República de Venecia, dominación que duró hasta 1797 cuando Napoleón Bonaparte invade Italia y derrota a la República de Venecia. De esta manera el Véneto pasa a manos francesas, aunque por un brevísimo tiempo, debido a que Napoleón ese mismo año  negocia con Austria cediéndole el Véneto. Este primer dominio austriaco duró hasta 1805 cuando Napoleón es coronado como Rey de Italia y le arrebata de nuevo el Véneto a los austriacos. A la caída de Napoleón en 1814, los austriacos toman de nuevo el control del Véneto convirtiéndolos en sus vasallos hasta 1866 cuando por un referendo el Véneto se adhiere al Reino de Italia. Todos estos cambios políticos tuvieron su repercusión en la economía de la región.
Geográficamente el Véneto está compuesto por montañas, colinas o pie de monte y llanuras que desembocan en el mar Adriático. La economía era totalmente agraria y ligada a la morfología del terreno. Los que vivían en las montañas, como los belluneses que vinieron a Guatire, tenían una pequeña hacienda familiar, con una agricultura tradicional sin ninguna tecnificación. Poseían algunos animales, hacían usufructo del bosque recogiendo madera, hongos, frambuesas y semillas. Otros eran pastores como mi familia, y cada año al comenzar el otoño bajaban con sus rebaños a las llanuras –Treviso y Padova- para pernoctar durante el invierno. Por eso no es de extrañar que mi tatarabuelo y mi bisabuelo, se juntaran con los vecinos de Belluno durante la trashumancia y juntos hayan emprendido este largo viaje.
A medida que las familias crecieron en número la pequeña hacienda familiar se hizo insuficiente para alimentar a sus miembros, de modo que comenzó una migración interna, los hombres de la montaña emigraban a las llanuras en busca de empleo, mientras las mujeres, los niños y los ancianos permanecían en casa cuidando de los animales y la siembra. Hacia finales del siglo XIX la situación económica se tornó crítica, los pesados impuestos, las malas cosechas, los duros inviernos, la “pelagra”, enfermedad de la piel producto de la mala alimentación y de la convivencia con los animales, hizo que miles de personas del Véneto emigraran, esta vez no de manera estacional como era parte de su cultura por siglos, sino definitivamente.

Las razones de Venezuela
En 1870 Antonio Guzmán Blanco llega al poder en Venezuela. El país se encontraba en la bancarrota, en una verdadera crisis política, social y económica producto de la Guerra de Independencia, la Guerra Federal y el período conocido como la Federación que en términos económicos no había tenido ningunos resultados. Guzmán Blanco, caudillo de formación universitaria, permeado por los valores del positivismo –orden y progreso- llega al poder con un Proyecto Nacional, el primero en Venezuela, según Germán Carrera  Damas. Este proyecto se basaba en tres pilares: educación, comunicación e inmigración. La inmigración aportaría los brazos, abolida la esclavitud en 1854, que el país requería para echar andar la agricultura, nuestro único bien exportable para el momento.
El 14 de enero de 1874, Guzmán Blanco emite su decreto de Inmigración en el cual ofrece una serie de prebendas a los inmigrantes. El decreto también estuvo permeado por los valores positivistas de la época en lo que se refería a la mejor “raza”: gente blanca, europea, de buena costumbres, agricultores. La oferta fue tentadora: pasajes gratis para toda la familia, alojamiento y comida, libertad de religión, contratos de trabajo, y la posibilidad de ser propietarios territoriales.

 Así se conjugaron elementos de atracción y extracción. Millones partieron para “el nuevo mundo”, como se conocía a la América, y como aparece escrito en la hoja de vida de mi familia que reposa en la iglesia de Foza, El éxodo del Véneto se conoce como uno de los más grandes de la historia contemporánea. Apenas unos pocos vinieron a Venezuela, la mayoría fue al Brasil o Argentina. Han pasado 139 años desde que un grupo de 354 personas emprendió un viaje peligroso hacia una tierra desconocida: nuestra tierra. Sus descendientes somos venezolanos, nacimos aquí, amamos esta tierra. Como me duele que el éxodo haya comenzado de nuevo y por las mismas exactas razones.

 

jueves, 4 de agosto de 2016


Carlos Grippa: El último comerciante autóctono
Aníbal Palacios B.
 
La noticia se regó cual chisme pueblerino: de boca en boca; en poco tiempo ya todos sabían que Carlos Grippa había tirado la toalla y vendido su tienda de lencería. Su sonrisa franca y sincera que compensaba la reciedumbre de su carácter a la hora de conquistar al cliente, ya no será vista tras un mostrador. Era el 14 de julio de 2007. A las doce del mediodía Casa Grippa registró su última venta bajo la propiedad de Carlos…  
Por supuesto que la mayoría de los habitantes de esta aldea lo lamentó, entre otras razones porque Casa Grippa no sólo era un establecimiento comercial muy arraigado en la sociedad zamorana, sino porque también era una especie de centro de tertulias muy concurrido. Allí iban a parar quienes deseaban expresar cualquier preocupación sobre los problemas comunitarios a sabiendas de que la solución no estaba en manos de Carlos Grippa. Los chismes, datos e informaciones diversas de la Cámara Municipal y la Alcaldía llegaban primero a su tienda que a la redacción de cualquier periódico. Por supuesto, no faltó quien dijera ¡por fin!, y agradeciera al cielo. Es que  Carlos Grippa no era monedita de oro y en distintos ámbitos caía mal su franqueza a la hora de expresar cualquier idea, fuera esta deportiva, cultural, social o  política. 
 
Orígenes
Carlos Grippa nació hace un montón de años (23 de julio de 2007) en la hacienda Bermúdez, en los predios de Terrinca. La dinámica social lo llevó a convertirse en Maestro Rural y hoy tal vez fuese un mal pagado jubilado docente si los avatares políticos de los años cuarenta no lo hubiesen obligado a renunciar al oficio. Desde 1938 aprendió los fundamentos del  tendero de la mano de Isaac Bherger, comerciante judío de la tienda Las Cuatro Esquinas, ubicada en el lugar homónimo que el modernismo urbano se empeña en borrar como punto de referencia aldeana. Algunos dicen que aprendió a ser tacaño de ese tutor, pero ese perfil forma parte de los mitos que se han creado sobre su persona; nos consta la generosidad de Carlos con las causas en las cuales creía. Durante muchos años, después de la muerte de Miguel Lorenzo García, ningún comerciante guatireño financió tanto a las instituciones deportivas, culturales, vecinales, sociales y hasta políticas como Casa Grippa, y eso ya es mucho decir. El único aval que exigía Carlos era la honestidad del interesado.
Su famosa tienda, Casa Cultura al principio y luego por razones de registro legal, Casa Grippa, fue fundada en 1946. Con ella han tenido que ver por más de seis décadas todo el Guatire y Araira urbano y rural, porque desde Salmerón hasta Oruza, y desde Zamurito a Jericó, los lugareños venían a comprar un carrete de hilo Elefante,  o dos metros de popelina para engalanar a las niñas de la casa, porque en bisutería, mercería y confección, Casa Grippa era la tienda más surtida desde Guarenas hasta Cúpira, y además del producto se llevaban como ñapa información útil en un pueblo sin medios de comunicación de circulación regular. No fueron pocos los jóvenes que dieron sus primeros pasos como trabajadores entre los estante de esta tienda, y en los clientes más añejos todavía persiste el recuerdo de Cipriano Toro (Torito), uno de sus empleados más emblemáticos. 
 
¿Por qué se fue?
La idea de vender la tienda no era nueva, y en el hogar Arelys, Elina e Iliana, sus hijas, conjuntamente con Aida, su esposa, le insistían en que era hora de retirarse. Pero Carlos quería venderle a un comerciante criollo; tal vez fuese una excusa para no irse, porque bajo ese perfil no eran muchos los candidatos. Lo  cierto es que de repente decidió abandonar toda una vida de relaciones públicas desde tan privilegiado lugar, y como no era hombre de chinchorros, siempre lo  veíamos caminando por las calles de su pueblo y asomarse en cuanta reunión observaba, porque ese hábito no lo perdió jamás. Algunos allegados le exhortaron a escribir un libro, una especie de anecdotario pueblerino de tantas historias y cuentos que conoció o le narraron. Es que Carlos, rara avis, mantuvo una relación con su clientela no ya desde un mostrador sino desde cualquier esquina y a cada paso era saludado por infinidad de contertulios, para envidia de muchos dirigentes políticos, a quienes nadie dirige la palabra, porque para Carlos el mostrador fue una especie de tarima desde la cual supo llegarle a un pueblo al que nunca defraudó.
Metódico, Carlos esperó cumplir 91 años para despedirse de su pueblo, y un 31 de julio de 2016 arrió velas hacia ese camino desconocido, pero lo hizo desde esta aldea que tanto quiso y por la cual luchó desde diferentes frentes (político, deportivo, social, cultural). La comunidad le correspondió con genuino afecto  esa querencia, porque Carlos, tal como aquella compañía autobusera, siempre fue el amigo del pueblo.
 

viernes, 13 de mayo de 2016


Hernán Rengifo,

Un verdadero servidor público

Aníbal Palacios B.

 

 

 

La política, como actividad pública orientada a la resolución de los problemas de la comunidad en el momento en que se ejerce y la capacidad de prever las dificultades que puedan presentarse en el futuro a fin de evitarlos a través de una planificación coherente, acorde con las características sociales y culturales de esa comunidad, donde todos los factores humanos actúan de manera convergente, tuvo en Hernán Rengifo un verdadero paradigma.

 

Muy pocos, poquísimos en realidad, dirigentes políticos a quienes en la mal llamada Cuarta República les correspondió hacer vida pública en Guatire entendieron cuál es la verdadera función de un dirigente político aldeano. De la quinta ni hablar, ninguno entiende, ninguno aprende, ninguno sirve. Si dividimos la función pública guatireña en dos grandes etapas, antes y después de la dictadura de Pérez Jiménez, nos encontramos con que los dirigentes de la segunda etapa están en deuda con la población. Los dirigentes comunitarios de antes no cobraban sueldos, no disponían alegremente de los dineros públicos y solucionaban todos los problemas de la comunidad; a saber, alumbrado público, agua potable, escuelas municipales y las calles arregladitas, porque aunque eran de tierra, no tenían huecos debido a una cuadrilla de obreros municipales que ganaban poco y trabajaban mucho. Los de ahora tal vez sigan ganando poco pero son muchos, en realidad demasiados, los que cobran y no trabajan, porque en aquel entonces no existía burocracia municipal.

 

Quizás el gobernante local (Alcalde o Presidente del Concejo Municipal) que entendiera cabalmente la función pública y la ejerciera consecuentemente fue Francisco Delgado, pese a las limitaciones presupuestarias de la época. Hernán Rengifo quien no ejerció como edil en nuestra población, pero que se desenvolvió como diputado en la Asamblea Legislativa del Estado Miranda por varios períodos, jamás se desligó de su comunidad, trabajo por ella a tiempo completo y, además, consciente de que, por guatireño, no debía dedicarse exclusivamente a este pueblo porque su competencia abarcaba a todo el estado Miranda, atendió también a toda la geografía regional.

 

Amigo de todos

A la hora de ayudar a algún ciudadano, Hernán no consideraba su militancia política; adecos, copeyanos, masistas, comunistas, miristas, causaerristas, izquierdistas variopintos, independientes y ciudadanos comunes y corrientes, siempre tuvieron en él a un amigo con el que podían contar para resolver algún problema o para solventar obstáculos relacionados con las actividades políticas y sociales de cada cual. Hernán era el único dirigente político aldeano que usted sabía dónde encontrarlo cuando lo necesitaba. Particularmente nunca pude entender cómo hacía para estar en un estadio de beisbol, cancha de bolas criollas, polideportivo, una barriada, una comunidad rural, bautizo, un entierro, la biblioteca pública, la plaza 24 de Julio, un acto del CEA, una celebración del CEMAG, el San Pedro, el San Juan, las alfombras de flores en Araira, las fiestas patronales Guatire, Araira, Chuspita, Salmerón y las Barrancas, y además tener tiempo para trabajar activa y eficientemente con legislador. Parecía poseer el don de la ubicuidad.

 

Obras son amores

Ningún político guatireño y probablemente ningún dirigente regional puede mostrar un catálogo de obras gestionadas para la comunidad como las que lograra Hernán Rengifo. Y conste que jamás hizo alarde de su trabajo como servidor público. No como ahora que se gasta más dinero en promocionar una obra que lo efectivamente gastado en el trabajo mismo. La sede del CEA en el Calvario, la del CEMAG en La Rosa y de la Orquesta Municipal en la Calle Zamora. La sala de Fisiometría y la sede del San Pedro en el 23 de enero, para hablar de instituciones civiles emblemáticas de la población, son logros obtenidos gracias a la terquedad de Hernán Regnifo ante los distintos gobernadores de Miranda. Nunca le detuvo la militancia política de gobernante de turno. No se trata de un listado taxativo, es una mera referencia a obras tangibles de utilidad pública forjadas por el espíritu silencioso de trabajador social que siempre caracterizó a Hernán Rengifo.

 

No pretendemos hacer con esta nota un reconocimiento póstumo; si algún dirigente político llegó a ser respetado, apreciado y valorado durante su vida pública, ese fue Hernán Rengifo. Jamás se valió de su posición política para atropellar a nadie, jamás utilizó recursos o privilegios de su status en beneficio propio y jamás cambió su personalidad; siempre fue un hombre humilde y sencillo y así se comportó como político. En la despedida de sus amigos, observamos que eran todos los que estaban, pero no estaban todos los que eran: faltaron algunas personas, hoy dirigentes o encumbrados simpatizantes del gobierno de turno a quienes Hernán ayudó mucho en épocas de desasosiego político y personal, pero que no tuvieron vergüenza para acercarse a despedirlo, o porque simplemente ya no conocen ni reconocen a nadie que en el pasado les haya tendido la mano.

 

A Hernán Rengifo la comunidad no le debe honores porque él nunca los buscó ni trabajó en función de ello, pero el reconocimiento de su labor no es un acto de justicia política sino histórica, y la historia aldeana sabrá reconocerle los méritos que como dirigente político tuvo, y la influencia de su comportamiento público en beneficio tanto de las generaciones con las que convivió como con las futuras, porque eso fue precisamente lo que le distinguió: su visión de futuro.  

 

¡Qué vaina contigo, Henry Gil!

Aníbal Palacios B.

 

Nuestra amistad con Henry era reciente, apenas databa de unos cuatro años. Pero fue sólida y fructífera, incluso didáctica. Claro que le conocíamos desde hace mucho tiempo. ¿Quién no conocía a Henry Gil en Guarenas y Guatire? Sólo que entonces le veíamos como alguien distante y difícil, esquivo y de mal talante, ermitaño y retrechero. ¡Cuán equivocado estábamos!

 El azar quiso que coincidiésemos una tarde en la panadería de Bartolo y compartiésemos un café. Preguntó por Tere Tere, y para nuestra sorpresa supimos que lo leía con la regularidad de su edición, le gustaba y lo difundía. Por supuesto con el disenso y el consenso que cada crónica le merecía. Los encuentros continuaron por un tiempo en el mismo lugar, pero siempre fueron casuales, sólo que la conversación abarcaba aspectos relacionados con la historia aldeana y nacional, música, literatura, política, etc. Y, otra sorpresa, de repente percibimos que Henry no era el tipo antipático, desapacible y huraño que él mismo se empeñaba en aparentar sino que se trataba de un individuo abierto, generoso, inteligente, agudo y con una humildad espiritual tan grande que, ciertamente, era necesario esconderla para no ser víctima de los aprovechadores de oficio.


Poeta, trovador, compositor, bohemio, amigo

Cambiamos el lugar de encuentros vespertinos, el local de Bartolo no disponía de las comodidades que las ya largas tertulias exigían, y nos mudamos al Centro Comercial Castillejo donde Gleixis Ortega detentaba un pequeño Café llamado Aga’s, que se convirtió en nuestro centro de operaciones. Esas tertulias permitieron conocerlo más, y mejor. Respetuoso con los caballeros, galante con las damas, Henry conservaba intactas sus cualidades de poeta y en más de una ocasión nos hizo sentir mal porque mientras uno tenía que hablar parejo para llamar la atención de una dama, llegaba él, tomaba una servilleta de la mesa y en par de minutos escribía un soneto que la hacía suspirar. Afortunadamente, en beneficio de la amistad, no abusaba de sus aptitudes.

Revolucionario, de los de antes, Henry Gil siempre conservó sus ideales en defensa de las causas sociales dirigidas a los menos favorecidos económica y socialmente, y cuando le correspondió ejercer funciones públicas, no traicionó esos ideales. Las generaciones actuales quizás desconozcan la valentía con que defendió los intereses municipales guareneros ante la toda poderosa compañía eléctrica local. Sus correrías políticas no las inició, como pudiera pensarse, dentro de las filas de Acción Democrática, sino de la izquierda venezolana. Un amigo español huido del franquismo, Manolo Huelves, le dio las primeras enseñanzas en materia de teoría política y Alfredo Mechita Gil, su hermano, se las consolidó. Luego, la madurez, los amigos y uno que otro regaño de César Gil Gómez, su padre, le recondujeron al camino de la democracia partidista y representativa. Sin embargo, Henry siempre prefirió mantenerse un tanto al margen de la militancia política, mientras era amigo de unos y otros y colaboraba con todos. Es que si eres político difícilmente puedes ser amigo a carta cabal, y Henry prefería la amistad.

Un buen día se nos ocurrió llevar parte de las conversaciones cotidianas, las musicales concretamente, a la radio y surgió el programa Tertulias, a través de Millenium en principio y luego en Súper Romántica. El programa fue todo un éxito y en buena medida se le debía a Henry Gil. Mientras este cronista tenía que leer libros, buscar viejas revistas y visitar páginas web para conocer sobre algún artista, resulta que Henry Gil se había echado palos con él, compartido escenario o simplemente conversado un rato en un lejano bar dominicano o de la Isla del Encanto. Amigo y admirador, de Alfredo Sadel, Henry grabó con su sello disquero y conoció a cuanto cantante criollo y extranjero actuaba en los auditorios caraqueños, incluidos los escenarios de las radioemisoras capitalinas, porque los programas eran en vivo, y él solía estar, como muchos, en la esquina del Teatro Municipal esperando un llamado de Radiodifusora Venezuela u Ondas Populares.

Henry estuvo en una audición con el maestro Billo Frómeta cuando se fue Felipe Pirela; era un tema del cual no le gustaba hablar mucho, pero un buen día accedió a contarnos la experiencia. Era un muchacho recién casado, y luego de la exitosa audición la esposa fue a hablar con el maestro; nuestro amigo desconoce el diálogo, pero luego Billo le dijo que la vida de un cantante de orquestas no era muy compatible con la idea de un matrimonio feliz, y hasta allí llegó todo, optó por el matrimonio. ¡Estabas enamoradísimo!, comentamos. Nos dirigió una mirada fulminante y dijo: ¡No joda, nos divorciamos a los ocho meses! No pude evitar reirme.

Durante muchos años Henry Gil y Pedro Escalona formaron un admirable dúo de parrandas, serenatas, presentaciones y actividades afines y consecuentes, para llenar de satisfacciones a muchísimos guareneros y guatireños y de tribulaciones a Ana Julia Pompa, esposa de Pedro. Fue tanta la compatibilidad, la armonía y la empatía entre ambos juglares, que algunos amigos, jodedores, por lo demás, decían que Pedro era el mejor guitarrista del mundo, porque era el único que se atrevía acompañar a Henry Gil; suponemos que igual dirían en Guarenas de Juancho Carpio. Es que Henry era muy exigente con los músicos que le acompañaban y no aceptaba una nota discordante y mucho menos un instrumento desafinado, un poco cual Camejo en su época. No conoció el arrepentimiento, sus errores los asumía con responsabilidad y los trataba con seriedad, no todos los corregía. Siempre nos manifestó estar satisfecho con lo que hizo y vivió;  de volver a nacer haría lo mismo, insistía.

          
Lo que nunca supo, lo que no aceptó

De sus amigos sólo quiso respuestas a temas que le inquietaban en su afán permanente de aprendizaje, de allí que si conocía un funcionario del CIPC, o como quiera que ahora se llame, en seguida indagaba si ya habían determinado quién fue que mató a Consuelo. Al dueño de una lencería le comentó: tú eres la persona que me puede explicar cuál es la tela del juicio. Así, de un maratonista experto o de algún ingeniero de carreteras pretendía que le explicasen cuál era el término de la distancia. Su cara seria no cambiaba ante el desconcierto de los interpelados.

En cuanto observaba que una institución o una comunidad necesitaba solucionar un problema o desarrollar un proyecto para consolidarse, pretendía a incorporarse a la consecución del objetivo, olvidando que ya no tenía treinta; lo malo era que además intentaba involucrar a quienes le rodeaban, y no era sencillo hacerle entender que uno tenía suficientes responsabilidades sociales y culturales que atender y que él ya no estaba para esos trotes. Poseía una habilidad extraordinaria para llamarnos la atención sin que pareciera un regaño y a su vez la virtud de saber escuchar explicaciones sin recriminar que le parecían excusas.

Si la palabra amistad tiene algún sinónimo más espiritual que semántico, ese es Henry Gil. De ello pueden dar fe Alexis Castro, Matilde Muñoz, Rosita, Luis y Mercedes Rondón, entre tantos con quienes compartió. Nosotros siempre sabremos valorar el afecto que nos brindó y los conocimientos que compartió.

El desorden de las Órdenes


EL DESORDEN DE LAS ÓRDENES

Aníbal Palacios B.

 Los Concejales del Municipio Zamora siempre han sido displicentes a la hora de promulgar Ordenanzas relativas al reconocimiento de méritos ciudadanos. La razón es sencilla, los Ediles sólo se interesan en la ciudadanía durante el breve período legal de las campañas electorales.

 De acuerdo con la Ley del Poder Municipal las Ordenanzas son de obligatorio cumplimiento por parte de particulares y autoridades, pero en el caso de las Ordenanzas creadas para rendir homenaje a ciudadanos preocupados por el municipio, observamos una desigual lucha entre la comunidad que exige el cumplimiento cabal de la respectiva Ordenanza y las autoridades empeñadas en desobedecer sus propios mandatos para imponer candidaturas basadas en afinidades políticas o personales, algunas con méritos, la mayoría sin ellos.

 El  pecado original

Se supone que el Concejo Municipal legisla y el Alcalde ejecuta, pero si en la normativa se establece que es un Concejal (generalmente el Presidente de la Comisión correspondiente) quien asume la ejecución de la Ordenanza, la circunstancia,  además de ilegal y absurda, se convierte en una especie de ucase, coto personal del edil y por ende, inoperante. Se trata de una usurpación de poderes mediante la cual, a través de una figura llamada Consejo de la Orden,  se otorga relevancia a la discrecionalidad como herramienta jurídica; es decir al no reglamentar sus potestades, estas se convierten en actos discrecionales. Por supuesto, para evitar conflictos internos, se otorgan distintas Ordenanzas a cada Concejal, o se rota a fin de que cada cual atienda sus cuotas de  compadrazgo. En estos casos el secreto radica en que el referido Consejo de la Orden, cuya conformación aparenta una imagen de pluralidad, es designado por el Concejal de turno, conforme a sus propios criterios e intereses, amparados en una potestad extralegal. No está demás agregar que cuando hablamos de desorden nos referimos también a que en el Concejo Municipal de Zamora se desconoce el número de ordenanzas vigentes, que muchas están desactualizadas en función del nuevo régimen legislativo, que su publicación soslaya los propios parámetros que la regulan, y que los ediles manifiestan una lamentable pereza legislativa a la hora de reformarlas. Observemos algunas normativas.

 

Orden Guerrera Urquía

A falta de héroes y heroínas propias, en 2009 a los ediles se les ocurrió honrar  “…a aquellas mujeres que han desempeñado un trabajo comprobado en pro de la lucha por la igualdad de oportunidades y condiciones…”. Por lo general este tipo de ordenanzas se promulgan para honrar a ciudadanos zamoranos, pero ésta no se limita a nuestra jurisdicción, tal vez por ello los concejales ignoraron la existencias de tantas meritorias guatireñas Lo cierto es que el curriculum vitae de esta guerrera se conoce más a través de las estampitas de imágenes de la santería que de las crónicas de la historia patria. A Urquía se le atribuye como mérito haber sido la esposa del indio Guaicaipuro, obviando que la institución social del matrimonio la impusieron los españoles durante el proceso de colonización; es decir cuando Guaicaipuro ya había muerto. La poligamia regia la sociedad indígena venezolana por lo que atribuir una esposa al héroe en cuestión no es más que afán propagandístico. La norma copia un elemento recurrente en todas las demás al ofrecer una venera de oro, que se estilaba en los años sesenta cuando una onza de ese metal era accesible hasta para el más humilde de los ciudadanos. Finalmente, asumimos que la imagen de la india que debe llevar la medalla es la que cualquiera puede observar en los establecimientos de santería, la cual varía según el gusto del artista, solo deseamos que no la hayan encargado al mismo diseñador del indio de Solamey. Se desconoce si se otorgó alguna vez, porque una de las características más comunes de todas estas ordenanzas es la ausencia de registros históricos.

 Orden del educador

La Orden, de acuerdo con su texto, no es para honrar a ilustres educadores aldeanos como Belén Blanco, las hermanas Hernández, Elías Centeno, María Pittol Jaspe, Manuel Ángel González y el maestro Fermín,  sino para homenajear  “… al grupo de abnegados educadores que fundó en Venezuela la primera Organización Gremial Docente, aquel histórico 15 de Enero de 1936, así como el insigne Maestro Narciso Simón Rodríguez Guevara…”, merecido sin duda, pero excluyente. No se establece fecha de entrega y  aunque alguien pudiera inferir que se trata del día del Maestro, pues no es así. Se confiere cuando se puede, o cuando alguien se acuerda. La gramática castellana es brutalmente atropellada en esta Ordenanza y, hasta donde sabemos, la autonomía municipal no tiene competencia en materia lingüística. No hay Capitulo I y si un Capitulo II; usted tendrá que suponer que las Disposiciones Generales corresponden a ese Capítulo I; en fin, una Ordenanza, poco didáctica para tratarse de docentes.

 Orden Régulo Rico

La Orden se crea “… en atención y  como complemento a lo establecido en el Artículo 4 del Decreto Ejecutivo de fecha 25 de marzo de 1996, dictado para rendir homenaje a… Don Régulo Rico Lugo, en ocasión de celebrarse el 30 del citado mes los primeros ciento veinte años de su natalicio”. El texto completo del referente instrumento legal, así como su fecha de publicación y número de Gaceta fueron datos poco importantes para los legisladores locales. Además de las tres clases de reconocimiento, la Ordenanza prevé la entrega de un diploma “Especial” a una miríada de candidatos que nos hace suponer que al tratarse de músicos, los legisladores se imaginaron el acto como una animadísima velada musical sin costo alguno para la municipalidad. Los períodos de postulaciones se anunciarán “oportunamente”, lo cual significa que nunca se anuncian y la comunidad se entera del nombre de los agraciados el día del acto.

 Orden Rescate de la Dignidad:

Lo primero que pensamos sobre esta Orden es que los ediles no encontraron en las filas de sus organizaciones políticas personajes dignos de recibirla, a juzgar por la poca trascendencia que tuvo. Y razón no les falta, al circunscribir el ámbito de los méritos al comportamiento de esos ciudadanos durante una fecha específica, ciertamente, no hubo mucho dónde escoger. Otra particularidad de la Ordenanza es que el reconocimiento no es permanente. Fiel a la costumbre del Ejecutivo Nacional de no dar titularidad sobre las prebendas que otorga,  la Orden está sujeta a revocación,  lo que nos lleva a pensar que de haber sido acatada en toda su extensión, y en consecuencia otorgado medallas de oro de 12 kilates, los favorecidos hubiesen vendido el recuerdito, en legítimo acto previsivo.

 Orden Villa Heroica

Se trata de una Ordenanza muy original: por primera vez en la historia de la instrumentación legal del Municipio los concejales ceden las prerrogativas de su ejecución al Alcalde; así se establece en el Artículo 9° del mandato. No obstante desde su promulgación hasta la fecha los concejales se han subrogado ese derecho. Si algún ciudadano solicita una copia de esta Ordenanza le suministran un ejemplar al cual le faltan los artículos 16 al 19; esto tiene un carácter más anecdótico que trascendental porque a fin de cuenta no  es mucho la atención que le prestan los ediles a las ordenanzas. Al igual que con las demás, la discrecionalidad y el irrespeto a las formalidades establecidas en la Ordenanza genera dudas, en algunos casos inmerecidas, sobre la pertinencia de los favorecidos.

 Orden Santa Cruz de Pacairigua

Se trata de la condecoración aldeana más importante que puede recibir un ciudadano en este municipio. Creada en 1983 su  intención era “… premiar a personas e instituciones que se destaquen en alguna actividad orientada al progreso y bienestar moral o social del Distrito Zamora del Estado Miranda”. Originalmente se estableció que la Orden se confería en una sola clase, y el Consejo de la Orden lo conformaban los  Concejales. Esta Orden preveía su revocatoria por causales específicos y otorgaba al Síndico Procurador Municipal el carácter de Fiscal Instructor de las posibles averiguaciones. La Ordenanza fue reformada en 1992, y se estableció concederla en tres clases; también se modificó la conformación del Consejo de la Orden para integrar al Alcalde como Presidente del mismo, al Cronista de la Ciudad y al Presidente de la Comisión de Cultura de la Cámara como miembros permanente, además de otro Concejal, un representante de las Instituciones Culturales, uno de las Asociaciones de Vecinos y otro de la Cámara de Comercio, sujetos a ratificación o relevo. Se estableció un período de postulaciones comprendido  entre el 15 de marzo y el 5 de abril y se derogó inescrupulosamente la Ordenanza anterior, y al hacerlo eliminó los elementos que otorgaban realce a la condecoración: La Insignia, el Distintivo y el Diploma, minuciosamente descritos en la Ordenanza original. Podemos afirmar que el 28 de abril de 1992 el Concejo Municipal no  reformó la Ordenanza que creaba la Orden Santa Cruz de Pacairigua, sino que promulgó una nueva, deficiente, mermada y chucuta, por lo demás.    

Pero los desaguisados legales no culminaron allí, el 25 de noviembre de 1997 los concejales vuelven a sus andadas y sancionan una reforma parcial de la Orden Santa Cruz de Pacairigua y en su Artículo 1°, como Disposición Fundamental, se crea la Orden, generando la confusión de si se trata de una reforma o una nueva normativa y como quiera que la Ordenanza sobre la Gaceta Municipal establece, y el sentido común también, que cuando se reforma una Ordenanza debe publicarse el texto completo de la norma reformada y no es este el caso, se puede asumir que, ciertamente, se trata de una Orden nueva, más escueta aún que la anterior, lo cual es mucho decir; y para colmo, la hermosa y distinguida condecoración de otrora se redujo a un simple Botón y un Certificado de Acreditación. El Consejo de la Orden también se modificó; ahora lo conforman un representante del Alcalde, un Concejal, el Cronista y representantes de las Instituciones Culturales,  Educativas, Deportivas y de Comerciantes, uno por ente; esta vez los vecinos quedaron fuera. El período de postulaciones se ubica entre el 16 de enero  y el 16 de marzo. En la misma fecha, 25/11/9, el Ayuntamiento aprueba un Reglamento General de la Ordenanza, que pareciera no redactado por los concejales, a juzgar por su sencillez, claridad y especificidad. Paralelamente a estos tejemanejes leguleyescos, Carlos Grippa, representante de los comerciantes en el Consejo de la Orden, mantenía una quijotesca lucha por elevar y mantener la dignidad de esta distinción ciudadana, hasta que fue apartado por terco, quisquilloso y fastidioso; así, la más alta y otrora distinguida condecoración municipal, la Orden Santa Cruz de Pacairigua, perdió su relevancia e invirtió sus valores y razón de ser; ahora alguno que otro ciudadano, es quien da realce a la Orden, pese a ser seleccionado como cortina de humo.