domingo, 27 de mayo de 2018


Semblanza de Jesús María Sánchez
Aníbal Palacios B.

 Humildad, modestia y nobleza son cualidades de la naturaleza humana suficientes para que una persona pase inadvertida en cualquier lugar, pero es casi imposible ignorar la presencia de Jesús María Sánchez, poseedor de tales dones, por muy concurrido y amplio que sea el espacio en el cual se encuentre. Su estatura, física y espiritual, su voz, grave y portentosa, su sonrisa franca y seductora, su andar elegante y su carácter abierto y amigable, tiene un efecto centrípeto sobre quienes le rodean.
Cortesía del CEA
Jesús María Sánchez nació en Vega Redonda, Araira, un 14 de septiembre de 1938. Guiado por su madre, Clemencia Sánchez, conoció personajes, historias, cuentos, costumbres y tradiciones de Guatire y Araira, que le llevaron posteriormente a investigar y documentar buena parte de la historia aldeana a través de diversos artículos de prensa, programas radiales y libros, que lo convirtieron en un ilustre guardián de nuestro gentilicio y sus tradiciones autóctonas, defensor de nuestra identidad cultural y reconstructor de nuestra historia.
Formado en dos connotadas instituciones educativas del Guatire de mediados del siglo XX: el Grupo Escolar Elías Calixto Pompa y el Liceo Dr. Ramón Alfonso Blanco, desde muy joven se unió al movimiento cultural guatireño y junto con Guido Acuña y César Gil fundó la Casa de la Cultura del Estado Miranda, luego renombrada Casa de la Cultura Antonio Machado. Por entonces comenzó su prolífica e incansable labor de cronista aldeano y a falta de medios donde publicarlos fundó los propios como El Tambor y Pamiragua, hasta que surgieron semanarios como La Voz y Rutas Mirandinas que acogieron con entusiasmo sus escritos sobre la cotidianidad histórica de Guatire, Guarenas y Araira. También para esa época de principios de los años sesenta incursiona en la Radio con un programa de corte cultural que por arte de su manifiesta credibilidad, sus entretenidos guiones y su  mágica voz se convirtió en todo un éxito a través de Radio Industrial; lo llamó Festival, una verdadera fiesta dominical de conocimientos. Años más tarde repetiría la experiencia y el éxito a través de Caliente Stereo con el programa Por los caminos abiertos. 

A Jesús María Sánchez se le reconoce como el historiador que rescató para la comunidad guatireña el Decreto que honró a nuestro pueblo con el merecido título de Villa Heroica, por atreverse a dar el primer grito de Federación más allá de las fronteras de Coro. Por el contrario no se le acredita mérito alguno por ser el cronista que rescató para la historia cultural del país la densa obra de Elías Calixto Pompa, excelso poeta nacido en la hacienda El Palmar en 1836, relegado al olvido hasta que con el tesón, paciencia y determinación atribuibles sólo a un paisano interesado en resaltar los valores de su patria chica, pudo Jesús María, luego de un arduo trabajo de investigación en la Hemeroteca Nacional, encontrar en viejos periódicos publicados entre 1862 y 1887, los poemas de K-Listo, como era conocido el poeta. Así, publicaciones como El Federalista, El Porvenir, Diario de Avisos, El Siglo, Registro Literario, El Fonógrafo, y El Independiente, impregnaron sus manos de polvo, su olfato de olor acre, y su mente de maravillosos sonetos que legó posteriormente a la comunidad zamorana en particular y al país entero en general. 
Fotografía de  Internet
Publicó a través de la Casa de la Cultura del Estado Miranda las siguientes obras: Apuntes sobre Guatire, 1965; Versos de K-Listo, 1966; Poemas y otros trabajos de Elías Calixto Pompa, 1966 y Documentos sobre la Colonia Bolívar, 1968. De memoria prodigiosa, luego de jubilado de sus tareas docentes, Jesús María se convirtió en una especie de profesor ambulante que en cada festividad de la Santa Cruz, de la Parranda de San Pedro o de Villa Heroica es detenido en la calle para dictar clases magistrales sobre Guatire y Araira, sus tradiciones y sus personajes. El trata de camuflarse vestido como un sanpedreño 
cualquiera, con betún, levita y pumpá, de sanjuanero común y corriente con franela, pañuelo al cuello y sombrero de cogollo, o como ciudadano de a pié un 20 de septiembre con fresca guayabera pero ¡qué va!, no puede esconderse de quienes se convierten en alumnos fuera del aula por varios minutos.


Jesús María Sánchez ocupa, sin duda alguna, un distinguido lugar en el Olimpo de los grandes ciudadanos nacidos en estos lares.