La Orquesta
Sinfónica Venezuela
y su concierto en
Guatire
Aníbal Palacios B.
Presbítero Beltrán Sánchez - Foto Víctor Álvarez |
Luego de realizar una ofrenda floral ante el busto del maestro Vicente Emilio Sojo, la concurrencia se dirigió al templo donde el presbítero Beltrán Sánchez oficiaría una Misa Solemne en honor a la Inmaculada Concepción de María. En su homilía, el párroco de la feligresía guatireña resaltó la trascendencia litúrgica de la fecha y subrayó la feliz coincidencia con el nacimiento de Vicente Emilio Sojo. Concluida la misa, Miguel Alciro Berroterán, maestro de ceremonias y promotor del evento, explicó brevemente la
Foto Víctor Álvarez |
motivación del acto, y el maestro Pedro González Amaya, presidente de la Orquesta Sinfónica Venezuela (OSV), se dirigió a los presentes para resaltar la importancia que para los integrantes de la Sociedad OSV tiene este encuentro con el pueblo que vio nacer al Maestro Sojo, a pesar de que su continuidad a veces se haya visto interrumpida por las vicisitudes propias de los tiempos que vivimos; prometió el Maestro González Amaya fortalecer aún más los lazos entre la Orquesta Sinfónica Venezuela y el pueblo de Guatire.
A continuación, bajo la dirección del Maestro Alfonso López Chollet, la Orquesta Sinfónica Venezuela inició su concierto en la Iglesia Santa Cruz de Pacairigua y Guatire con el siguiente repertorio:
Antelación e imitación fugaz, de Gonzalo CastellanosSuite del Cascanueces, de Tchaikovski
Suite de aguinaldos venezolanos, de Pedro López.
Henry Leroux Planchart
Parafraseando a cierto escritor alemán podemos afirmar –con absoluta propiedad- que algunas personas consideran capitalino al destacado médico guatireño Henry Leroux, porque accidentalmente naciera en Caracas un 15 de diciembre de 1917; es decir, hace 100 años. Graduado de médico en la Universidad Central de Venezuela en 1940, el Dr. Leroux se trasladó a Guatire y asumió la dirección del Hospital Santa Marta, que así se llamaba aunque esa categoría se la dio el propio Henry Leroux al crear un quirófano y formar un equipo de enfermeras especializadas, que permitió atender a toda la comunidad del este mirandino, desde Cúpira hasta Mampote.
Parco en el hablar pero certero en concebir y concretar ideas, Henry Leroux fue literalmente médico de cuerpo y almas de los guatireños de mediados del siglo pasado. No se limitó solo a curar heridas y sanar enfermedades; forjó además la espiritualidad aldeana al involucrarse directamente en el único y esencial pasatiempo de los lugareños. Así, un domingo cualquiera observó que muchos pobladores se dirigían animadamente hacia el sector Curazao, donde jugaban beisbol los equipos Lanceros y San Luis. Se unió al grupo y le gustó la calidad, el alto nivel de juego, el espíritu de lucha, la mística y el entusiasmo del público, y en el transcurso del partido en su mente germinó una idea brillante: unir ambos equipos en una sola divisa capaz de competir exitosamente en la exigente liga de beisbol caraqueña. Así, conformó el equipo Gavilanes de Guatire en 1943 y los muchachos le dieron la razón: en su primer año fueron campeones de la segunda división de la Liga y ganaron el ascenso a la primera.
El Directos alecciona a los asistentes - Foto Víctor Álvarez |
Henry Leroux fue Presidente del Concejo Municipal de Zamora y, entre otras medidas, promovió la creación de una farmacia popular con medicamentos gratuitos que obtenía con donaciones y muestras médicas. También fue Diputado de la Asamblea Legislativa del Estado Miranda y cuando su formación profesional le exigió atender cargos de Docencia Médica y de Director del Puesto de Salas, no abandonó al pueblo, y cada sábado regresaba al Hospital a realizar las intervenciones quirúrgicas que requerían sus pacientes. Se unió a Lourdes Hernández, una gran mujer que brillaba con luz propia, y tuvo cuatro hijos. El Dr. Leroux no tuvo tiempo para ejercer la medicina privada, pero sí para sus pacientes y su familia. A él, nuestro eterno agradecimiento.
El profesor Mujica, como todos le conocían, nació un 24 de abril de de 1933. Baloncetista, artista plástico, docente, volibolista, diseñador gráfico, cultor, promotor social; en fin, es difícil encasillar a Francisco Mujica en una actividad específica de trabajo porque, entre otras razones, sobresalió en todas. Se trata de un ciudadano paradigmático en el quehacer social y cultural zamorano que dedicó toda su vida al trabajo comunitario sintetizado en la docencia, el deporte y la cultura. Formó varias generaciones de guatireños y guareneros en las aulas del Grupo Escolar Elías Calixto Pompa, el Liceo Dr. Ramón Alfonso Blanco, el Colegio Santa María Goretti, el Liceo Nacional Guarenas y la Escuela Técnica Industrial de Los Naranjos, antes de instruir caraqueños en el Instituto Pedagógico de Caracas.
Pese a todo eso, a Francisco Mujica Toro se le conoce más como el fundador del Orfeón Régulo Rico y el Centro de Educación Artística Andrés Eloy Blanco; y no es para menos, dada la importancia y trascendencia de ambas instituciones.
El profesor Mujica supo combinar un afable carácter con una enérgica disciplina para moldear equipos de trabajo que le llevaron a consolidar sus muchas propuestas organizativas; hoy resaltamos una de ellas, para que no pase inadvertida:
Francisco Mujica fue un determinante factor organizativo y operativo en el proceso que llevó a redimensionar la vieja tradición de la Parranda de San Pedro de Guatire, que languidecía tras la muerte de Justo Pico Tovar. Ese accionar permitiría posteriormente a la Parranda alcanzar las altas cotas de popularidad, estabilidad y reconocimiento que hoy le son propias y de las que entonces carecía. Francisco Mujica Toro siempre se consideró un ciudadano común y corriente, pero tuvo un don divino que puso a disposición de las comunidades de Araira, Guatire y Guarenas y su sencillez le valió el respeto y la consideración de la sociedad en general y de sus discípulos en particular. A 20 años de su fallecimiento rendimos homenaje a este ilustre ciudadano guatireño.
Vicente Emilio Sojo
Nació en Macaira, un alejado sector del centro de Guatire para aquella feche del 8 de diciembre de 1887; es decir, hace 130 años.
El expositor - Foto Víctor Álvarez |
Justamente aquí, en este Santa Iglesia de la Santa Cruz de Guatire, Pedro Ramón Palacios Sojo Gil y Arratia, Enrique León y Régulo Rico, cantaron la misa, y aquí aprendió Vicente Emilio sus primeros compases musicales de la hábil batuta del maestro Régulo Rico, por lo cual no es casualidad que sea éste el apropiado lugar escogido siempre por la Orquesta Sinfónica Venezuela para rendir homenaje a su fundador; porque, en mi opinión, es precisamente la Orquesta Sinfónica Venezuela la mayor de las creaciones musicales del maestro Vicente Emilio Sojo.
Una que una de las mayores virtudes del maestro Sojo fue potenciar las ya grandes cualidades de un grupo de músicos contemporáneos y de jóvenes promesas del difícil y exigente arte de la musicalidad, para ahondar en las raíces históricas de la música nacional, recopilar ese legado social y proyectar dentro y fuera del país la riqueza y variedad de nuestras tradiciones musicales; de allí la trascendencia de su obra.
Foto Víctor Álvarez |
Pese a su congestionada agenda de trabajo, el maestro Sojo jamás se desvinculó del terruño e incluso logró que sus alumnos lo quisieran tanto como él, le cantaran, le compusieran y la homenajearan permanentemente. A todos los integrantes de la Orquesta Sinfónica Venezuela, a través de su historia, nuestra gratitud.
¿Cómo no sentirse orgulloso de la obra de Vicente Emilio Sojo y de los grandes músicos que precedieron su labor en esta aldea? Para los guatireños, la presencia histórica del Padre Sojo, Régulo Rico y Vicente Emilio Sojo, responde claramente a una vieja interrogación musical: los cantantes podrán ser de La Loma pero en Venezuela, los músicos, son de Guatire.