La leyenda del Nazareno de Guatire
Aníbal
Palacios B.
Un
inusitado interés despertó en la población guatireña los actos conmemorativos
de la Semana Santa de 2005 motivado a que después de 132 años volvió a verse la
cabeza del Nazareno que alarmó a la bucólica aldea guatireña en el año 1873 y
que, a falta de crónicas escritas, generó una leyenda en la cual se tejió una
misma versión del suceso pero con diferentes protagonistas.

-¿Cómo que escasa veracidad?, ¡la historia es real!-
respondió enfática e indignada-. Por mucho tiempo yo tuve la cabeza del
Nazareno en ese rincón de la sala... Le
diré a Esther María que hable contigo y te explique lo ocurrido.
Se refería a Esther María Jaspe Espinoza, nieta de Baldomero Espinoza. Margarita ignoraba que Esther había fallecido pocos días antes. Esther María solicitó a sus hijos la cremación de su cuerpo y que sus cenizas reposaran en la capilla del Nazareno de Guatire. Tres días más tarde Gustavo y Luis Tortabú, sus hijos; vinieron al pueblo. Buscaban la manera de satisfacer los deseos de su madre y se toparon frente a la capilla del Nazareno con Antonio Pittol y este los envió al Centro de Educación Artística Andrés Eloy Blanco (CEA), donde había una reunión de la Academia de la Historia. Conversamos, les expliqué que, ¿casualmente?, estaba tras la pista de la familia para constatar la autenticidad de lo narrado por Margarita Centeno y me informaron que sí, ¡ellos tenían la cabeza del Nazareno!
Luego de exponer los pormenores del asunto
hablaron sobre la petición de su madre y me comprometí a que si se exhibía la
cabeza del Nazareno durante la Semana Santa, es decir, un mes más tarde, podría convenir con los directivos de la
Sociedad Sostenedora del Culto del Divino Maestro para que satisficieran los deseos de Esther María, y así ocurrió.
Leyenda
y realidad

Los
sucesos

La
crónica
En relación con la propiedad del Nazareno, la familia Espinoza-Jaspe, siempre ha señalado que perteneció a ellos. Era costumbre en la época que las imágenes fuesen propiedad de las familias, y algunas de ellas las donaban a la Iglesia o a las Sociedades. En la misma Acta que citamos del 03/05/1873 está explícitamente escrito que la representación del Nazareno pertenecía a la Sociedad. No obstante, nos preguntamos ¿por qué Baldomero Espinoza conservó la cabeza original, una vez sustituida, y no la Sociedad? Tal vez los prejuicios propios de la época permitieron que la Sociedad no se interesase en ella.
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Calle Concepción, casa de Baldomero Espinoza |
¿Fue
originalmente suya la imagen? Es necesario acotar que el Nazareno estuvo
por muchos años bajo la custodia de la familia de Baldomero Espinoza, quien
por lo demás vivía en la calle Concepción, justo frente a la iglesia. En el año
1928 se construyó la capilla del Nazareno, ubicada en la calle Miranda, en la
esquina que conduce al sector conocido como Candilito, y la remozada imagen fue
llevada desde la sala del hogar de los Espinoza-Jaspe hasta la nueva sede. De la
Sociedad del Divino Maestro se conoce su Reglamento, que data de 1891, que nos
sirvió de base para la investigación, pero se desconocen sus estatutos y su
primer libro de Actas.
¿Casualidades
o causalidades?
¿Es acaso casualidad que la Junta Directiva de
la Sociedad del Divino Maestro de ese año 2005, a cuyo frente estaban Ángel
Pereira, Rosana de Persis y Marianela Velásquez, haya exhibido la figura del
Nazareno justamente en esta Semana Santa? Nuestra inquietud nace de la
connotación que tiene la Conmemoración Pascual en ese año 2005.
Como es del conocimiento general, la Iglesia Católica celebra la resurrección del Señor el primer Domingo después de la primera luna llena que ocurre luego del equinoccio de primavera (marzo 21), y este año ocurre una confluencia poco común, que acontece tres o cuatro veces en un siglo: el Día de la Anunciación (25 de marzo) coincide con el Viernes Santo; es decir, el anuncio de la llegada de Jesús con el día de su pasión y muerte. La última vez que esto ocurrió fue en el año 1932; en el presente siglo se repitió el evento en el 2016 y volverá a suceder en 2089 y 2095.
Explicamos la leyenda en referencia por la
prensa local y anunciamos la exhibición de la cabeza del Nazareno en su
capilla; esto generó en la
población una gran expectativa por ver
esa imagen. Para la gran mayoría era la primera vez que oían hablar de la
leyenda; algunos estaban al tanto de ella a través de sus padres y abuelos,
pero jamás habían visto la cabeza puesto que se desconocía su existencia y por
ende no se exhibía en público. Sólo algunas personas privilegiadas allegadas a las
hermanas Edelmira y Esther Jaspe, nietas de Baldomero Espinoza, habían tenido
oportunidad de observarla, entre ellas Margarita Centeno,
quien nos orientó hacia sus custodios. La familia Jaspe
manifestó que la imagen se "ennobleció" al volver al pueblo y sólo
una expresión de asombro acentuada por unos ojos engrandecidos, queda como
reminiscencia de lo ocurrido 147 años atrás. La boca abierta deja entrever la
posibilidad de que ciertamente haya sacado la lengua y luego ésta se haya
retraído; no faltó quien dijera que también se la habían cortado. Hubo quienes
manifestaron que todo esto había sido un "invento" de la Sociedad
para atraer gente a su sede. Lo cierto es que la expresión del rostro se
suavizó; tal vez el Nazareno perdonó el agravio y a las actuales generaciones
sólo nos haya impuesto como penitencia el soportar malos gobernantes desde el
centenario de los hechos narrados a esta parte, por lo que elevamos nuestras
plegarias por el perdón definitivo, y para que se nos libere de este tormento gubernamental.
Un nuevo elemento, quién sabe si casual o no, se
sumó a los que ya conforman la leyenda. En los días previos a la Semana Santa,
la alcaldesa Solamey Blanco decidió reparar las deterioradas escalinatas de la
bajada de El Calvario, pero el contrato se lo dieron a alguien inexperto en la
construcción de escalinatas o, en el mejor de los casos, desconocedor de la
importancia de éstas en el ritual aldeano de la Semana Santa, y las construyó
muy cortas y demasiado inclinadas. Cuando bajaban el Nazareno, y pese a los
cuidados y previsiones que se tomaron, los cargadores perdieron el equilibrio
ante los angostos escalones y el Nazareno estuvo a punto de caerse. Se requirió
el concurso de muchas devotas manos para evitar un desastre, pero el
generalizado y calificado criterio de los concurrentes estableció que el
Nazareno buscó caerse para recobrar su original figura, que reposaba en su
capilla, a tres cuadras de allí.
Como es del conocimiento general, la Iglesia Católica celebra la resurrección del Señor el primer Domingo después de la primera luna llena que ocurre luego del equinoccio de primavera (marzo 21), y este año ocurre una confluencia poco común, que acontece tres o cuatro veces en un siglo: el Día de la Anunciación (25 de marzo) coincide con el Viernes Santo; es decir, el anuncio de la llegada de Jesús con el día de su pasión y muerte. La última vez que esto ocurrió fue en el año 1932; en el presente siglo se repitió el evento en el 2016 y volverá a suceder en 2089 y 2095.
¿Qué
observó el público?
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Iglesia vieja, plaza vieja |
Colofón

Cosas veredes, amigos míos.