ELIAS CALIXTO POMPA
El poeta de la familia
Aníbal Palacios B.
Si en algún momento los sonetos de Elías Calixto Pompa tienen una vigencia real, indispensable y hasta urgente, es precisamente este inicio del siglo XXI. K-Listo, su seudónimo favorito, es el poeta de los valores familiares. Nació en Guatire el 14 de octubre de 1837 en la casona de la hacienda El Palmar. Hijo de Gerónima Lozano y Gerónimo Pompa, militar e insigne investigador de las propiedades curativas de las plantas venezolanas, lo cual le llevó a publicar el libro “Medicamentos indígenas”, quizá la obra más editada, en el mundo entero, de venezolano alguno.
Elías Calixto, comerciante de profesión, poeta y dramaturgo de vocación, si bien no tenía espíritu de militar, a pesar de su ascendencia familiar, no pudo eludir los enfrentamientos políticos, que en aquella época eran elementos intrínsecamente ligados. Eso le valió cárceles e incluso exilio. Su poesía le permitió trascender las tierras venezolanas para difundir su sensibilidad humana por todo el territorio americano y convertirse en lectura recomendada, que no obligatoria, incluso en las aulas españolas, cuna de grandes poetas. Su encomienda al niño… "Estudia, y no serás cuando crecido ni el juguete vulgar de las pasiones, ni el esclavo servil de los tiranos"; su exhortación al joven… "Joven trabaja, sin cesar, trabaja; la frente honrada que en sudor se moja, jamás ante otra frente se sonroja, ni se rinde servil a quien la ultraja"; su exigencia al adulto… "Entreabre con amor tus labios viejos, y alumbra al joven que te sigue el paso, con la bendita luz de tus consejos", constituyen una exaltación de espiritualidad dirigida al ser humano en cada una de las significativas etapas de su vida, que le marcarán un rumbo y un sentido a su propia existencia.
Si en lejanos tiempos existió un médico de la familia, es decir una especie de internista que atendía todos los problemas de salud de cada uno de los componentes del el hogar, desde el recién nacido hasta la abuelita, Elías Calixto Pompa se convirtió a su vez en el poeta de la familia. Para los padres de finales del siglo XIX y hasta mediados del siglo XX los sonetos Estudia, Trabaja, Descansa, se convirtieron, de manera amena, por lo demás, en el soporte de orientación fundamental en la formación de los hijos en todo el mundo hispanohablante. Muchas tías y abuelitas que no sabían leer ni escribir recitaban con fluidez estos versos, y lograban transmitir el mensaje a plenitud.
ESTUDIA
Estudia, es puerta de luz un libro abierto;
entra por ella, niño, y de seguro,
que para ti serán en lo futuro,
Dios más visible, su poder más cierto.
El ignorante vive en un desierto,
donde es el agua poca, el aire impuro,
un grano le detiene el pie inseguro;
camina tropezando, vive muerto.
En esa de tu edad, abril florido,
recibe el corazón las impresiones,
como la cera el toque de las manos.
Estudia, y no serás cuando crecido,
ni el juguete vulgar de las pasiones,
ni el esclavo servil de los tiranos.
TRABAJA
Joven, trabaja, sin cesar, trabaja;
la frente honrada que en sudor se moja,
jamás ante otra frente se sonroja,
ni se rinde servil a quien la ultraja.
Tarde la nieve de los años cuaja,
sobre quien lejos la indolencia arroja;
su cuerpo al roble, por lo fuerte, enoja,
su alma orgullosa, al lodazal no baja.
El pan que da el trabajo es más sabroso
que la escondida miel que con empeño,
liba la abeja en el rosal frondoso.
Si comes ese pan, serás tu dueño;
más si del ocio ruedas al abismo,
todo serlo podrás, menos tu mismo.
DESCANSA
Ya es blanca tu cabeza, pobre anciano,
tu cuerpo, cual la espiga al torbellino,
se doble y rinde fácil, ya tu mano
al amigo bordón del peregrino.
Maneja sin compás, y el aire sano,
es a tu pobre corazón mezquino;
deja la alforja, ve, descansa ufano,
en la sombreada orilla del camino.
Descansa, sí, más como el Sol se acuesta,
viajero, como tú, sobre el ocaso,
y al astro que le sigue un rayo presta.
Entreabre con amor tus labios viejos,
y alumbra al joven que te sigue el paso,
con la bendita luz de tus consejos.
La riqueza poética y espiritual de estos versos es tan grande y tuvo tanta trascendencia, que de alguna manera opacó el resto de su poesía, rica en rasgos costumbristas e incluso, ambientalistas como un canto premonitorio o visionario sobre problemas inexistentes para la época.
K-Listo falleció en Caracas el 20 de diciembre de 1887, y legó al mundo entero una humilde, sencilla, pero sobre todo útil manera de asumir el compromiso de vivir