Centro Excursionista Manuel Ángel
González:
50 años de orgullo aldeano
Aníbal Palacios B.
Pudiéramos decir que la curiosidad de un grupo de
jóvenes por saber si era cierto lo que un profesor de Biología explicaba en las
aulas del Liceo Dr. Ramón Alfonzo Blanco de Guatire llevó finalmente a
constituir, a finales de los años sesenta, lo que hoy conocemos como el CEMAG.
No era desconfianza hacia la palabra de Manuel Ángel
González; todo lo contrario, sus clases eran tan motivadoras que a esos estudiantes
no les bastó la excelente dotación de los laboratorios del Liceo, y optaron por
hacer investigaciones de campo, en busca de alacranes culebras y arañas. Ciertamente,
ayudó también que no eran muchas las opciones que tenía un joven guatireño para
distraerse en esa época. El Centro Excursionista Manuel Ángel González se gesta entonces en las montañas que rodean
al Valle de Santa Cruz de Pacairigua y Guatire, y nace un 22 de noviembre de
1968, eso le otorga un fresco sabor rural y la característica cordialidad
campesina. El profesor Manuel Ángel, a pesar del aprecio y consideración que
sentía por sus discípulos, se negaba a aceptar que su nombre engalanara a la
institución; argumentaba que ellos no sabían si después, con el correr de los
años, él “se echaba a perder”, con el consecuente efecto devastador sobre la
organización.
Pero aquellos muchachos conocían bien a su mentor; de
él no sólo obtenían conocimientos sobre las ciencias naturales; también
recibían, a manera de refuerzo de la educación familiar, un fortalecimiento de
los valores espirituales del hombre, entre los que destacaba la modestia del
investigador en los fines y objetivos de su vida profesional y personal. Estos
jóvenes estaban plenamente seguros de que su tutor jamás se “echaría a perder”,
más bien podía existir el temor de que fuesen ellos quienes no estuviesen a la
altura de la figura del nombre que identificaría a la institución, por lo que
el proyecto se convirtió no solo en un reto, sino en una responsabilidad, y convencieron
finalmente al profesor Manuel Ángel González. Originalmente, el CEMAG lo
conformaban cinco secciones: Herpetología, Espeleología, Biología, Rescate y Cemagitos;
el excursionismo era la base para desarrollara las actividades.
El duro
comienzo
El CEMAG nace por iniciativa de siete jóvenes: Rogelio
Palacios Berroterán, Edgar Oliva Medina, Francisco Núñez Flores, José Muñoz
Reggio, Cristóbal Fernández Daló, Guillermo Patruyo Pedroza y Elías Silva
Aponte; a la sazón, militantes de la juventud comunista la mayoría de ellos.
Eso permitió que algunas voces maledicentes dijeran que estos jóvenes iban a
las montañas a llevar comida a los guerrilleros, y se propagó el rumor sin
importar que para la época el movimiento guerrillero estaba prácticamente
acabado, que el Parque Nacional El Ávila no era el lugar más idóneo para
esconderse nadie y que los muchachos solían subir a esos parajes a recolectar
culebras y escorpiones y a llevar ropa y juguetes a los niños que allí
habitaban. Lo cierto fue que causó daño, pero la mano extendida de Francisco
Delgado, Presidente del Concejo Municipal, ayudó a superar el obstáculo. Del
Ministerio de Relaciones Interiores emanó la orden de investigar al grupo y
Francisco no sólo defendió a los muchachos, sino que además los acogió en el
seno del Centro Cívico y así el CEMAG tuvo su primera sede fija: la azotea del
edificio. Esto tuvo otro efecto determinante en el futuro de la institución
porque allí se incorporaron un nutrido grupo de jóvenes habitantes del caso
central cuyas familias, por lo demás, militaban en los partidos AD y Copei, y
que le dieron el dinamismo y la diversidad que el CEMAG requería y a la vez le
quitaron el sambenito político a la institución. Oscar Muñoz, Edgar García,
Ricardo Toro, Rhadamé Livinalli, Leonel Hernández, Iván Delgado, Mauricio
Flores, Alfredo Oropeza, Luis Amador García, Efrén Toro, Antonio Irureta, Manuel
Berroterán, Rogelio Delgado, Miguel Santana, Abilio Da Silva, Antonio Olivier y
Luis Martínez, son algunos de esos muchachos que se incorporaron al CEMAG en
esa oportunidad.
El aliento de vida
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Casona El Norte |
El CEMAG crece y se desarrolla con el ejemplo de
nuestro padre afectivo Manuel Ángel González, pero también el de una gran mujer
que fungió de madre, Custodia Reggio de Muñoz y hasta de unos padrinos Benito
Ribas y Blasina, custodios del Parque Nacional El Ávila en las montañas del
norte de Guatire. Pero a su vez hemos seguido los pasos de quien siempre consideramos
nuestro hermano mayor: el Centro de Educación Artística Andrés Eloy Blanco (CEA), en cuyo seno encontramos el apoyo físico
y anímico suficiente para no desfallecer. También contó con la ayuda de la
Congregación del Divino Maestro a través de la madre Teresita Puertas quien le
inculcó al grupo la oportuna orientación espiritual que todo joven requiere. De
personas como Pedro Lovera, quien donó al CEMAG una variedad de equipos de
radiocomunicaciones que nos convirtió en el grupo mejor dotado del país; Francisco
Delgado, la primera persona fuera del entorno en creer en estos jóvenes y
prestar una decisiva y determinante ayuda; Hernán Rengifo, cuya determinación
hizo posible la construcción de la actual sede; Francis Citty Pittol, autor del
diseño arquitectónico de la edificación, que más allá de lo profesional le agregó
ese toquecito especial de afecto que establece diferencias; Francisco Mujica,
quien desde el CEA guió nuestros pasos por ese intrincado camino que deben
transitar las organizaciones no gubernamentales y Miguel Alciro Berroterán; quien
silenciosamente se convirtió en factor fundamental en el éxito de nuestra lucha
contra quienes pretendieron expropiar nuestra sede. Por supuesto que ha sido la
juventud de Guatire y Araira, quienes han sostenido a través de estos 50 años
nuestra institución, así como la comunidad de la Urbanización La Rosa que poco
a poco se ha identificado con la organización, integrándose a ella. No tardó
mucho tiempo el CEMAG en ganarse el respeto, aprecio y reconocimiento de la
comunidad zamorana en particular, y mirandina en general; pronto también su
esfuerzo fue reconocido en todo el territorio nacional, y las cualidades
ambientalistas y de solidaridad social de la agrupación traspasaron nuestras
fronteras para ponerse a la disposición de los ciudadanos del mundo.
La sedes
La primera sede del CEMAG fue el propio ambiente
natural donde nació; es decir, la vieja casona de la Hacienda El Norte, que en
un tiempo perteneció a la familia Nicolai. Pero luego la necesidad de crecer y
de integrarse a la población le llevó a un continuo peregrinar por los hogares
de sus miembros y muy especialmente la casa de Custodia Reggio, en la calle
Brión. Luego nos acogió por algunos meses el Colegio Santa María Goretti, de la mano de la madre Teresita Puertas, en el
marco de aquel Centro Juvenil de grata recordación para los jóvenes guatreño; con
un nutrido grupo de monjas subimos a la hacienda el Norte, a pesar de lo
incómodo de sus hábitos. La siguiente parada sur, por invitación de Jesús María
Sánchez, la Biblioteca Elías Calixto
Pompa, en sus sedes de las calles Girardot
y 9 de diciembre, hasta que en 1971
llegamos al Centro Cívico por cortesía de Francisco Delgado. La edificación era
muy grande para el Concejo Municipal en esa época; tenían arrendado la mitad del
espacio a Eleggua y el INOS y la Prefectura. y sobraba la azotea. De esta época
recordamos la arborización de las calles de las calles de Guatire en un
operativo financiado por el Concejo Municipal y la entusiasta participación de
toda la muchachada del CEMAG. Luego llegamos a la sede del hospitalito (en
1974), donde crecimos junto con los jóvenes de Los Malavares y Barrio Ajuro;
pero arribar a este hogar tiene su historia.
Llegó el año 1974 y con él un cambio de gobierno.
Acción Democrática ganó las elecciones y el nuevo Presidente del Concejo
Municipal era Ramón Pérez quien tenía planes de expansión y necesitaba sus
espacios. Salió Eleggua y la Prefectura, el INOS se redujo a una oficina en la
Planta Baja y el CEMAG tuvo que entregar la sede en medio de un conflicto
generado en parte por una inapropiada declaración de prensa. Estábamos
conscientes de que había que salir de allí; pero a su vez requeríamos otra
sede, eso también estaba claro. En la disputa nos ganamos la simpatía de la opinión
pública que presionó una solución inmediata; en eso surgió una especie de
confluencia astral donde se alinearon los intereses económicos de Aquino
Espinoza, con la urgente necesidad de Ramón Pérez de salir del aprieto y la nuestra
de obtener una sede: Aquino ofreció un local de su propiedad ubicado en la
entrada del hospitalito, allí transcurrieron 35 años hasta que en 2009
realizamos nuestra última excursión desde ese lugar; en una alegre caminata al
frente de la cual estaba Esther Rodríguez, llegamos a nuestra sede definitiva,
un acogedor e idóneo lugar, porque el
confort no es algo que preocupe mucho a un excursionista.
La época de Los Malavares devino en la incorporación
de un nutrido grupo de jóvenes habitantes del sector que significó una
importante renovación de la generación fundadora que ya se dedicaba a otros
quehaceres: Carlos Tovar, Ramón Milano, Carlos Toro, José Noria, Eleazar
Marrero, Jesús Torrealba, Edgar Toro, José Luis Salazar, Jesús Blanco; Julio
Aragort, Cheo Aragort. En esa época también destacan Simón Palacios,
Raúl Suárez, Alfredo Rodríguez, Guillermo Olivier, Antonio Ibarra, José
Rodríguez, Juan Graterol, Miguel Delli Carpini, Geofrey Cancino, William
Rodríguez, J. J. Lugo, Domingo Delli Carpini y Aurelio Utrera; algunos de ellos
habían ingresado como cemagitos cuando ocupábamos otros espacios y ya habían
crecido lo suficiente para ejercer tareas directivas. Fueron momentos difíciles
por cuanto no hubo transición entre los fundadores, el grupo de relevo y esta
nueva generación de muchachos, literalmente, porque los mayorcitos éramos Oscar
Muñoz y quien suscribe, con apenas 20 años. Se habían perdido todos los
contactos con las autoridades de Defensa Civil,
Fundasocial y otros entes públicos y privados con los que se relacionaba
el la organización, pero con la oportuna asistencia de Luis Amador García, se
pudo reencontrar el camino.
Fue también la época (1978) de la incorporación de la
mujer a las actividades cotidianas del CEMAG, venciendo tabúes aún existentes: Zulay
Hidalgo, Nujat Blanco, Maribel Calcurian, Ludmila Palacios, Yaneth Blanco, Betty
Piñate, María Matos, Josefina Aragort, María Rodríguez, Fátima Da Silva, Belkis
Monterola, Isaura Muñoz, Silvia Monterola, Fiorella Machado, Naxsos Ñañez y
Evelyn Piñate, pioneras en medio de un escenario diseñado para la población
masculina.
También los años en que el Toyota de Antonio Olivier y
el Willys de Carlos Bustamante eran los vehículos oficiales de la institución
hasta que el Ministerio del Ambiente nos asignó uno. Período cuando frenamos las pretensiones de
establecer una cantera en La Siria y enfrentamos a las areneras. La de formación
en paracaidismo, helitácticas, supervivencia en selva, primeros auxilios, entrenamientos
para desalojos en casos de emergencia en los colegios Ramón Alfonzo Blanco, Elías
Calixto Pompa, Santa María Goretti,
Juan José Abreu y Araira.
Los héroes
olvidados
El nombre del CEMAG está asociado a las excursiones,
el combate de incendio forestales, el rescate de personas y la actuación en
desastres naturales (terremotos, inundaciones, aguadas); dentro y fuera del
país. Hoy pocos recuerdan la importante labor científica que en sus orígenes
fue factor indefectiblemente asociado al grupo, como es el caso de las tres
expediciones realizadas en los años 1973, 1974 y 1975 a Santa Elena de Uairén,
el tepuy Roraima y el rio Caura, en Guayana. El objeto fue recolectar
escorpiones para una investigación que realizada el profesor Manuel Ángel
González. A tal efecto, el grupo realizó un exhaustivo curso sobre la materia y
salieron armados con un kit de preservación que incluía cajas, frascos, etiquetas,
luz fluorescente, pinzas, sueros antivenenosos, formalina, rollos fotográficos,
etc. En un par de jeeps con sus respectivos remolques partieron en el primer
viaje Rhadamé Livin
ally, Edgar García, Leonel Hernández, Maite Bilbao (padre e
hijo), Efrén Toro, Rogelio Delgado, Abilio Da Silva y Miguel Santana. Un
accidente estuvo a punto de frustrar la expedición: un jeep volcó y salió
herido Maite Bilbao padre; hubo que devolverse a Upata, unos 300 km, y dejarlo
en el hospital. De allí, una avioneta de Pedro Lovera lo trasladó a Caracas. El
grupo regresó a cumplir con sus objetivos y recolectó 108 nuevas especies y
géneros de escorpiones. En el año 1974, el mismo grupo, con la excepción de
Miguel
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Cruzando el Kuquenan |
Santana se llegó hasta la meseta de Roraima, esta vez tenían que traer las
especies vivas, por lo que se llevaron una gran cantidad de potes de
frescavena, y el mismo kit sin la formalina; regresaron con 130 nuevas
especies. Todas debidamente clasificadas por Manuel Ángel González. Para el
viaje al Caura en 1975 no estuvo Rhadamé, pero si
Alfredo Perdomo, quien se
incorporó desde San Félix, donde vivía. En este viaje hubo otro accidente, esta
vez de tipo doméstico: Henry Bueno sufrió una herida en el pié con un machete y
tardó cuatro días en recibir asistencia médica, hasta que finalmente fue
trasladado a Puerto Ordaz y de allí al Hospital Universitario. Estuvo a punto
de perder el pié; una larga convalecencia de 4 meses le permitió salir
caminando del recinto. En reconocimiento al trabajo realizado algunos géneros de
esos escorpiones llevan el nombre de los muchachos del CEMAG que participaron
en la expedición; a saber:
Broteas libinallyi (Rhadamé Livibally)
Broteas dasilvai (Abilio Da Silva)
Broteochactas bilbaoi (Maite Bilbao)
Broteochactas efreni (Efrén Toro)
Broteochactas leoneli (Leonel Hernández)
Broteochactas garciai (Edgar García)
Broteochactas santanai (Miguel Santana)
Chactas rogelioi (Rogelio Delgado)
Anteriormente géneros como Broteochactas eliassilvai (Elías Silva) y Microtityus biordi (Luis Biord) habían sido incorporados al
catálogo del profesor Manuel Ángel González.
Y vino el
corre corre
La
fortaleza de una institución se cimienta sobre la responsabilidad, la
constancia, la credibilidad y el efectivo compromiso social labrado a través
del tiempo, y el CEMAG, el arribar a 50 años, es hoy por hoy –junto con el CEA-
una de las instituciones más sólidas y de mayor prestigio en la comunidad
zamorana. Es una especie de axioma, por tanto no necesita ser demostrado, sin
embargo, el pasado 11 de febrero de 2017, la comunidad zamorana puso en
evidencia esa fortaleza cuando envolvió al CEMAG en un manto de protección ante
el atropello de la alcaldesa del Municipio Zamora quien pretendió desalojar a
la Institución de su propia sede, con la arbitrariedad, la arrogancia y el
desafuero que otorga el poder político mal ejercido.
Fue el jueves
9 de febrero de 1917, aproximadamente a las 9 de la mañana, cuando un vehículo
de la Policía Nacional Bolivariana, con tres funcionarios, bloqueó la entrada
del CEMAG. A la una de la tarde llegaron seis vehículos más y dieciocho agentes
policiales; esta vez no se quedaron en la entrada sino que irrumpieron en el
estacionamiento en absurda demostración de fuerza digna de mejores causas; un
allanamiento por todo lo alto.
Oscar
Muñoz, visiblemente preocupado, preguntó qué ocurría; un oficial le respondió
que esperaban a un representante de la Alcaldía que vendría a conversar con él,
y comenzaron a fotografiar el perímetro.
Poco después llegó una persona y se reunió con los efectivos policiales, se
identificó como asistente del Síndico Procurador Municipal y señaló que se
había firmado un decreto que expropiaba las instalaciones del CEMAG y entregaban
las instalaciones a la Policía Nacional Bolivariana. Seguidamente Oscar Muñoz
prendió la alarma y declaró al CEMAG en emergencia. A las cinco de la tarde
Oscar Kahara publicó una nota en el
Facebook de la institución (Más de 1400 seguidores) denunciando el acoso por
parte de la Alcaldía y lanzaba un SOS a la comunidad zamorana. ¡Inundó
las redes! La información se propagó de inmediato como uno
de esos incendios forestales que suele apagar el CEMAG, sin participación de la
Alcaldía, por cierto. Twitter, Facebook, Instagram, Periscope y cuanta red
social exista por allí sirvió de vaso comunicante y en cuestión de pocas horas
miles de ciudadanos e instituciones de todo el país se solidarizaban con el CEMAG.
Paralelamente
Oscar Muñoz se movía en otros escenarios; se comunicaba telefónicamente con viejos
amigos, al menos pensaba que lo eran, del CEMAG cercanos a la Alcaldesa para
informarles del problema y todos le dieron la espalda. Por suerte, amigos como
Miguel Alciro Berroterán y Cruz Ortiz elevaron el problema a otras instancias y
conversaron con la diputada Aurora Morales, Presidente de la Asamblea
Legislativa del Estado Miranda, una vez le explicaron lo qué
representa la institución para la comunidad zamorana, la diputada prometió que
investigaría la situación y actuar en consecuencia.
El día viernes, a las 11 de la mañana llega la alcaldesa con actitud
petulante, avasallante, soberbia y pendenciera a imponer su decisión. Oscar
Muñoz y Yolanda Crespo le expresan que su actitud es un atropello a la
institución y que el CEMAG rechaza su
arbitrariedad. Los ánimos se exaltan, la alcaldesa se altera y exige que se entregue
las instalaciones a la Policía Nacional. A todas estas, el conflicto ya es vox
populi y de las redes sociales pasa a la calle, la gente comienza a llegar a la
sede a expresar su solidaridad. Ex miembros de la institución, Grupos Scout,
Voluntarios de Defensa Civil, Bomberos, ONG ambientalistas, estudiantes de Escuelas, Liceos, Institutos
Universitarios a quienes el CEMAG ha asesorado en sus tareas y tesis de grado,
organizaciones culturales, sociales, deportivas, vecinales y políticas, todos
se acercan y manifiestan su perplejidad ante lo que está
ocurriendo y ofrecen su apoyo incondicional. Se convoca una Asamblea Popular
para el sábado 12, a las 4 de la tarde y se procede a informar a la comunidad a
través de las redes sociales. Pese a la premura la asistencia fue masiva y la
conclusión unánime: ¡Resistir!
El lunes
13 de febrero el Consejo Directivo de la Red de Patrimonios Culturales del Estado
Miranda manifiesta “… su pleno apoyo y solidaridad, en nombre del conglomerado
de tradiciones declaradas Patrimonio, que conforman esta Organización”. El
martes 14 de febrero el Concejo Municipal publica un acuerdo “… mediante el
cual se declara al CEMAG y a las instalaciones donde este centro se encuentra
ubicado, como Patrimonio Cultural y Ambiental el Municipio Zamora”.
La politización del problema
La
presencia de los concejales y otros dirigentes políticos llevó a algunos
funcionarios de la Alcaldía a expresar que el CEMAG había politizado el
conflicto cuando era exactamente lo contrario; fue el comportamiento ilegal,
abusivo y arbitrario de la alcaldesa lo que obligó al CEMAG a buscar una
solución política en el seno de Consejo Legislativo del Estado Miranda; fue la firme disposición de la diputada Aurora
Morales y el concejal Cruz Ortiz lo que puso freno al atropello. No obstante
fue una tarea ardua, la ilegal ocupación duro unos siete meses; tiempo durante
el cual el CEMAG no abandonó las instalaciones. El conflicto en sí no era con la
policía propiamente dicha, sino con la Alcaldía; en este sentido es pertinente
destacar que si bien el despliegue policial era intimidante por su dimensión,
la actitud de los funcionarios siempre fue respetuosa hacia la institución; No
obstante, el 29 de agosto el concejal Cruz Ortiz fue detenido por el cuerpo
policial cuando quiso ingresar a las instalaciones del CEMAG.
Apoyo institucional
Además de
los cientos de personas que individualmente se acercaron a la sede a expresar
su sólido respaldo a la institución y las miles que lo hicieron a través de las
redes sociales, el CEMAG recibió el incondicional apoyo de instituciones como
el CEA, Ecosendero, las Niñas que Siembran, Parroquia Católica Beato Manuel Domingo y Sol
de la Urbanización la Rosa, Biblioteca Don Luis y Misia Virginia, Artegua, la
Fundación Ambiental Amigos del Camino, la Red de Patrimonio Cultural del Estado
Miranda y la Asociación de Vecinos de La Campiña, entre tantas. Por esta razón
no extrañamos la ausencia de los dirigentes de ASOPUEBLO, pero dado el respeto
y la consideración que una vez le tuvimos nos hubiese gustado verlos allí,
apoyando al CEMAG en su lucha contra el atropello del cual era víctima; pero
los tiempos cambian, y algunas organizaciones también.
El CEMAG continuó su lucha en procura de un reconocimiento que pusiese
trabas a futuras tentativas de atropello, y en una labor coordinada por Alfredo
Rodríguez frente a un equipo conformadopor Oscar Kahara, Oscar Muñoz, José
Noria, Rhadamé Livinalli y Zulay Hidalgo, se logró el 16 de noviembre de 2018,
en Sesión Extraordinaria realizada en nuestra sede, que el Consejo Legislativo
del Estado Miranda declarase al CEMAG Patrimonio del Estado Miranda, bajo la figura de Institución de Buenas
Prácticas Sociales y Ambientales.
El trabajo continúa.
22 noviembre de 2018
Fotografías cortesía de Rhadamé Livinalli, Efrén Toro, CEMAG