GUATIRE Y LA BATALLA DE CARABOBO:
una historia incompleta
Aníbal Palacios B.
El acontecimiento venezolano más relatado por historiadores, cronistas, ensayistas, e improvisados y patrioteros cuenteros de oficio y de afición, es a su vez, dada su trascendencia, el menos transparente de cuantos ocurrieron durante la guerra de independencia, en términos historiográficos.
De entrada, el título Batalla de Carabobo genera confusión, y en historia las indefiniciones
siempre ocasionan polémicas, y las dudas, a su vez, restan credibilidad a los
hechos. Si a un absorto estudiante le preguntan cuándo ocurrió la Batalla de
Carabobo y responde que el 28 de mayo de 1814, seguramente todos, docente
incluido, se burlarían de él. Y resulta que efectivamente en esa fecha hubo una
Batalla de Carabobo, muy importante,
por lo demás. Entonces, ¿a cuál batalla nos referimos? Por
antonomasia, se conoce como Batalla de
Carabobo a un evento acaecido el 24 de junio de 1821, en Valencia, pero
ocurre que la retórica lingüista es contraproducente en la narración de sucesos
reales porque, entre otras razones, atenta contra un concepto básico en la
investigación y posterior relato, denominado “rigor histórico”.
Historia
para eruditos
Imagen: Dolis Quintana |
Todo esto trae como consecuencia que casi
doscientos años después se desconozca con propiedad cuántos soldados
intervinieron en la contienda. Cada bando, patriotas y realistas, ofreció
cifras dentro de un contexto estratégico válido para impresionar al enemigo
pero carente de utilidad para fines de objetividad histórica. Desde 10 mil para
unos y 6 mil para otros, siempre con ventaja numérica para los patriotas, hasta
cifras más parejas y menos cuantiosas. Cada quien expone sus números, siempre
inmensos y sin más explicaciones ni consideraciones de interés como por ejemplo
lo concerniente a la dotación, alimentación y transporte de las tropas.
Pareciera que cada soldado dispuso de una cajita
feliz con su taparita de agua correspondiente; para no hablar de otros
temas relacionados con la especie humana y sus necesidades fisiológicas.
Carlos Marx: Por unos dólares más
Para corroborar el viejo refrán que establece que muchas manos en el guiso ponen el caldo morado, hasta el mismísimo Carlos Marx, aquel que una vez (bajo la atractiva seducción de unos dólares norteamericanos) calificó a Bolívar de “canalla, cobarde, brutal y miserable”, y lo comparó con un “analfabeto, sanguinario y corrupto” autonombrado emperador haitiano de mediados del siglo XIX, para consternación de los marxistas bolivarianos criollos, pues bien el revolucionario de marras no quiso quedarse al margen de lo acaecido por estos lares y ofreció sus cifras: 4 mil realistas contra 9 mil patriotas. Conclusión: Es falso el número de combatientes que, según nos enseñan, intervino en la batalla de Carabobo de 1821.
Para corroborar el viejo refrán que establece que muchas manos en el guiso ponen el caldo morado, hasta el mismísimo Carlos Marx, aquel que una vez (bajo la atractiva seducción de unos dólares norteamericanos) calificó a Bolívar de “canalla, cobarde, brutal y miserable”, y lo comparó con un “analfabeto, sanguinario y corrupto” autonombrado emperador haitiano de mediados del siglo XIX, para consternación de los marxistas bolivarianos criollos, pues bien el revolucionario de marras no quiso quedarse al margen de lo acaecido por estos lares y ofreció sus cifras: 4 mil realistas contra 9 mil patriotas. Conclusión: Es falso el número de combatientes que, según nos enseñan, intervino en la batalla de Carabobo de 1821.
Carabobo
1821, ¿el comienzo del fin?
Debemos precisar que lo que hoy denominamos
Venezuela, en términos jurídicos, políticos, territoriales, económicos y
sociales existe desde 1930 y, ¿casualidad?, comienza precisamente en Valencia,
muy cerca del Campo de Carabobo, a partir el denominado Congreso Constituyente
de Valencia. En la Batalla de Carabobo de 1821 el ejército patriota logró una
importante y significativa victoria que inclinó favorablemente la balanza para
que dos años más tarde, con la Batalla Naval
del Lago de Maracaibo, se lograse el triunfo definitivo sobre las tropas
realistas. Podemos convenir que con el triunfo logrado el 24 de junio de 1821
en Carabobo, el Departamento de Venezuela, que eso éramos en aquel entonces,
aseguraba su independencia del reino español, pero la guerra no terminó allí,
como se nos hace entender. Hubo que esperar dos años para lograr el objetivo de
manera categórica e incuestionable, porque los reductos realistas en Cumaná, Puerto Cabello, Coro y Maracaibo
generaban esperanzas en el ejército realista y si no inquietud, por lo menos preocupación entre los patriotas.
Los combates, enfrentamientos y escaramuzas continuaron hasta el 24 de julio de
1823 cuando en la citada Batalla Naval, las tropas que luchaban a favor de los
españoles rindieron su definitivo y último esfuerzo.
¿Por qué se nos enseña que la independencia se
logra con la Batalla de Carabobo de 1821 y no con la de Maracaibo de 1823? La
batalla de 1821 fue el inicio de la liberación del Departamento de Venezuela o
de la Capitanía General de Venezuela, que ambos nombres tenía según quien la
aludiera. Si a ver vamos, el Mariscal
Francisco Tomás Morales, con la potestad que le confería su cargo de Capitán
General de Venezuela, firmó el 3 de
agosto de 1823 la capitulación que oficialmente puso fin a las hostilidades
y de paso lo convirtió en la última autoridad del gobierno español en
Venezuela, con las repercusiones políticas que el hecho implicó, dentro y fuera
de nuestro territorio.
Antecedentes
de la Batalla de Carabobo de 1821
Para no ir muy lejos, ubiquemos los antecedentes
inmediatos de la referida batalla a partir del Tratado de Armisticio y el de
Regularización de Guerra, dos acuerdos firmados entre la Gran Colombia (que no
Venezuela) y el Reino de España representados por Bolívar y Morillo,
respectivamente, en noviembre de 1820. Entre otras significativas
consideraciones se estableció un cese de hostilidades y una tregua de seis
meses que fue política y militarmente mejor aprovechada por los criollos,
porque el enemigo esperaba directrices de la lejana y convulsa España que
sufría su propia crisis institucional, lo cual sin lugar a dudas incidió en las
luchas libertarias de estos lares. El acuerdo concluyó antes de lo previsto.
Maracaibo, que nunca se sintió parte del movimiento independentista, decidió
unirse a la Gran Colombia en enero de 1821. Eso quiere decir que la guerra la
reiniciaron los maracuchos con esa acción política y la culminaron ellos mismos
con la acción militar sobre el lago, dos años más tarde.
Guatire
en la Batalla de Carabobo:
El
Rodeo en el marco de la estrategia militarRota la tregua ambos contendientes sabían que Carabobo era el lugar que orientaría el rumbo por el que transitaría Venezuela. Por una parte, estaba muy cerca del poder político, Caracas y por otra, su condición de encrucijada para acceder a cualquier lugar del país, lo convertían en lugar de importancia estratégica inequívoca y determinante. Así, sólo había que defenderla, los realistas, y atacarla, los patriotas. Pero estos optaron por una estrategia de distracción que haría creer a los comandantes españoles que el objetivo era Caracas, y para ellos dispusieron de uno de sus oficiales más destacados, y por ende con el suficiente prestigio para dar veracidad a las acciones militares que comandaba. José Francisco Bermúdez, inició un avance desde Oriente y enfrentó en Guatire, en El Rodeo para ser más precisos, el 12 de mayo de 1821, al ejército realista, al cual derrotó y persiguió por lo valles del Tuy y acosó hasta Caracas. El objetivo de Bermúdez no era tomar la ciudad, aunque no lo descartase, sino atraer fuerzas enemigas hacia él, y fue tan eficiente, que el Mariscal Miguel de la Torre, Comandante general de las tropas enemigas.se vio en la necesidad de enviar tropas para retomar Caracas, y debilitó así las fuerzas con las cuales defendería a Valencia. La historiografía tradicional otorga poca relevancia a la Batalla de El Rodeo, pero sus protagonistas; es decir, el ejército patriota si valoró en su justa medida ese acontecimiento.
Guatire
en el Correo del Orinoco
La
primera edición extraordinaria del Correo
del Orinoco (hubo dos más) publicada el 31 de mayo de 1821 fue dedicada a
informar a Venezuela y al mundo sobre el éxito de lo que se conoció luego como
la Batalla de El Rodeo, lo cual
indica la importancia de la misma y que no fue un hecho casual, por lo que era
necesario informar al ejército patriota que los planes se cumplían tal como se
habían previsto, y que el general José Francisco Bermúdez había logrado atraer
satisfactoriamente al ejercito adversario con sede en Caracas, para hacerle
creer que la ofensiva final que se avecinaba tenía como objetivo esa ciudad . La citada edición publica un oficio del general Bermúdez fechado en Caracas el 14/05/1821 en el cual notifica la “…evacuación de esta plaza por el enemigo después de haber sufrido ayer en el pueblo de Guatire un fuerte revés…”. La edición se complementa con otros informes relacionados con la batalla. Dos ediciones más tarde, N° 107 del 16 de junio de 1821, se publican notas sobre la trascendencia de la lucha escenificada en El Rodeo el 12 de mayo de 1821.
¿Retaliaciones
históricas?
Si bien
es cierto que la Batalla de Carabobo de 1821 fue determinante en la posterior
liberación de Venezuela del dominio español, también lo es que la misma no
terminó con la guerra. Hubo que esperar dos años más para lograr el ansiado
objetivo, que se obtuvo no sólo con métodos militares en la Batalla Naval del
Lago de Maracaibo, sino también en términos políticos con la capitulación por
parte de Francisco Tomás Morales, hasta ese momento Capitán General de
Venezuela. ¿Por qué se subvalora lo acaecido en Maracaibo? ¿Es acaso retaliación por la actitud marabina de no identificarse con la causa independentista sino hasta el último momento? La pregunta quizá tenga rasgos de capciosa, pero no deja de llamarnos la atención el hecho de que cerca ya de cumplirse doscientos años de la referida batalla, 24 de julio de 1823, y de la firma de la importantísima capitulación, 3 de agosto de 1823, aún se desconozca este último documento; es decir ha existido un notorio desinterés en encontrarlo y difundirlo, bien en los archivos españoles o en los colombianos, aunque los maracuchos han emprendido una especie de cruzada para recuperar dicho documento, tal vez en el marco de una campaña de desagravio histórico, que por lo demás, compartimos.