Gerónimo
Pompa
ilustre
guatireño sepultado en el olvido
Servio Tulio Forzán Dágger
Nota: El presente artículo fue publicado en
el diario El Universal el 9 de enero de 1992. Fue escrito por el historiador
tachirense Servio Tulio Forzán Dagger, a quien debemos agradecer que haya
rescatado del olvido la figura de este insigne ciudadano, quien vivió en la
casona de El Palmar, destruida en el
año 2009 por negligencia del Alcalde y los Concejales del Municipio
Zamora del Estado Miranda. En esa vieja casa también nació
Elías Calixto Pompa, su célebre hijo, poeta de las familias hispanoamericanas
del siglo XIX. Del citado artículo, transcrito literalmente, hemos resaltado en negritas y cursivas los
títulos de las obras del personaje. –
Aníbal Palacios B.-)
Son escasos
los datos sobre la vida de don Gerónimo Pompa, quien tenía especial afición a
las bellas letras. Su mejor trabajo, “Medicamentos Indígenas”,
libro de gran éxito de ventas y en donde evidencia el autor sus sentimientos de
humanidad y su deseo de dar a conocer a las generaciones venideras los recursos
medicinales de nuestra flora, abundante, por cierto, en plantas que contienen
principios utilizables en terapéutica.
Desgraciadamente,
la época en que vivió don Gerónimo Pompa fue una época de pugnas y disidencias
políticas en que las aplicaciones científicas para curar las enfermedades eran
poco menos que inexistentes. Sin embargo, este insigne hijo de Guatire, que
nació en 1810, no se dejó desanimar por las guerras civiles que arrasaban los
pueblos y campos de la Venezuela de ese entonces. Antes por el contrario, su
amor a la patria y su deseo de verla progresar lo animaron a cooperar, con
varios facultativos, en el establecimiento de la Sociedad Médica de Caracas,
fundada el 3 de noviembre de 1827 por decreto del Libertador.
Así fue como Pompa tuvo oportunidad de hacer amistad con personajes de su época. Conoció, ente otros, a Simón Bolívar, José María Vargas, Juan Manuel Cajigal (el venezolano), José Antonio Páez… Su nombre figura también en la Constitución de 1857 como diputado por la Provincia de Caracas y aparece asimismo entre los promotores del primer Ateneo de Caracas en 1852. Aparte de esto, este hombre excepcional estaba dotado de cierta imaginación poética. Testimonio de ello son: “A la inteligencia”, “Las palmera del prado” y “Las flores parleras”, poesía lírica, publicada en Caracas por la imprenta de Valentín Espinal en 1847. A más de esto, escribió algunas comedias, como “El amor casado”, comedia sentimental en verso, que dio a conocer en 1850 y “El libertino arrepentido”, comedia sentimental en tres actos, editada en Caracas por la imprenta de A. Damirón en 1838. Dejó igualmente artículos sueltos en prosa como “El poder monetario”, “Las modas de Paris”, “No jugar más”, “Una noche y un sueño”. Tradujo del francés “Hermano y hermana”, opereta en un acto fechada el 31 de octubre de 1863 y también tradujo del francés la “Historia fisiológica de la generación humana o arte de procrear el sexo que se quiera”, obra de Jacques André Millot (1728-1811).
Redactó además un proyecto de ley en 1845 para establecer en Venezuela un Instituto Industrial. Fue, sin duda, Gerónimo Pompa literato por vocación. De ahí que su nombre fuese incluido en la lista de escritores venezolanos elaborada en 1895 por don Manuel Landaeta Rosales.
A esto hay que añadir que hizo excursiones por pueblos, montañas, campos, valles, llanos, cerros, ríos, pantanos y quebradas de Venezuela, estudiando en todo tiempo nuestra flora y arrostrando los mayores peligros de aquella naturaleza salvaje. Vez hubo que iba de a caballo o a pie; otras veces en piraguas o en curiaras, vadeando ríos y afanado siempre por sacar a luz los tesoros encerrados en la rica naturaleza de nuestra patria “que poseída por la actual y venideras generaciones –escribe el propio Pompa-, necesariamente habrían de dar importancia, honra y gloria a Venezuela”. Cuarenta años dedicó este esclarecido compatriota a tan acuciosa labor, hablando mano a mano con la gente del pueblo para traer al libro toda aquella medicina doméstica que recogió “de los labios del labrador inocente, del indígena curandero, del anciano experimentado”. Así pues, con devoción a su suelo y a sus tradiciones, con sacrificio y laboriosidad llegó a sazón el fruto de sus desvelos, “Medicamentos indígenas”, su célebre obra, cuya primera edición titulada “Colección de medicamentos indígenas y sus aplicaciones”, salió de la imprenta de J. A. Segrestáa en 1868, en Puerto Cabello. Luego se reeditó en 1889, 1897 y 1910 en Caracas. Recoge Pompa en este libro 456 recetas y se han hecho hasta el presente cerca de sesenta ediciones. Se ve, pues, que este libro ha gozado del favor del público latinoamericano. Lo que nos hace pensar que Gerónimo Pompa ha sido el más leído de los escritores de Venezuela.
Poeta Elías Calixto Pompa |