martes, 2 de mayo de 2017



La vocación docente de
Carmen María de Pérez
Aníbal Palacios B.

La llegada de Carmen María de Pérez a la hacienda El Ingenio en 1932 puede considerarse un acto providencial para los humildes habitantes de un populoso sector que se extendía desde Las Barrancas hasta Zamurito y desde Perque hasta El Palmar. Lo que se conoce como el sentido histórico de la oportunidad se hizo presente en la persona de esta paradigmática mujer devenida en docente por vocación, principios, abnegación y convicción para dar cobijo en su casa a cientos de niños y adolescentes cuya educación hubiese sido difícil y en muchos casos exigua, sin su fortuita presencia. Tal fue la determinante labor educadora de nuestro personaje, quien representó para los educandos de esta comunidad rural lo que Juan José Fermín y Belén Blanco para los habitaban el centro urbano guatireño.

Carmen María de Pérez


Carmen María Flores nació en Guarenas el 7 de mayo de 1904. Se casó con el agricultor guatireño Manuel Ramón Pérez en 1932 y estableció su hogar en el sector conocido como Puesto Escondido, en El Ingenio, cerca de donde hoy se ubica el estadio de Corpoelec. Madre de nueve hijos: Domingo, Manuel, Virgilio, Vicente, Julián, Santiago, Gregoria, Ramón y Antonio, Carmen María Flores de Pérez, con una excelente educación acorde con los parámetros de la época, pronto advierte la presencia de una numerosa muchachada carente de formación escolar por lo lejano que estaban los planteles educativos del pueblo, y decide establecer una colegio bajo la modalidad de pago; es decir, de carácter privado. La iniciativa se convirtió en un rotundo éxito académico… y un absoluto fracaso económico. Pese a su módica cuota de un real (0,50 bolívares) mensual, eran muchas las familias que no estaban en capacidad de mantenerse al día con sus pagos. Sin embargo Carmen María no se amilanó ante este inconveniente y continuó con su labor social y académica con tal empeño que logró motivar al administrador de la Hacienda Jesús (Don Chuchú) García Tellechea, quien decidió financiar la escuela, consciente de la importancia que tenía la educación de los hijos de sus trabajadores. Es

La familia

pertinente señalar que en su época de mayor esplendor la hacienda El Ingenio llegó a generar más de dos mil empleos directos a través de sus cultivos de caña, café y naranjas, y su producción de azúcar, papelón, leche y quesos. En Perque había otra escuela pública exclusivamente para niñas en la que impartían clases Ana Rosa Aragort y Virginia D´Leau.

Como le dedicaba todo el día a sus educandos, Carmen contaba en casa con la ayuda de su ahijada Ramona, su sobrina Celsa, su esposo Manuel, sus padres Isabel María y Gerardo Flores y su suegra Carmela Pérez, quienes se encargaban de las tareas domésticas como atender el conuco, ordeñar las vacas, criar las gallinas, cocinar,  lavar la ropa en el rio, planchar, etc. Este apoyo  solidario fue muy significativo para el éxito de su gestión.

La escuela
La educación aunque mixta era en aulas separadas, niñas y niños, como se acostumbraba en la época. La escuela tenía por nombre Padre Istúriz, en honor a José María Istúriz, cura vitalicio de Guatire y el más emblemático de los párrocos de la localidad, quien ejerció sus labores litúrgicas entre 1861 y 1904. La sede era el propio hogar de Carmen María en Puesto Escondido y las clases todo el día, por lo cual quienes vivían más retirados llevaban su comida para el almuerzo. Los niños se sentaban en bancos de madera sin respaldo aunque algunos alumnos llevaban sillas, relativamente más cómodas. En la ansiada hora del descanso de mediodía, los niños almorzaban en los pasillos de la casa y luego se entretenían en los alrededores con los tradicionales juegos de  trompo, metras, gurrufío, el ladrón librado, el escondido y béisbol. La ere y los saltos de cuerdas era los favoritos de las damas. Aunque el rio Guatire estaba a escasos metros de allí, no era una visita particularmente atractiva tanto porque no era novedoso para ellos, como porque la maestra sencillamente no se los permitía. Carmen María de Pérez ejerció su labor docente por más de 20 años, por lo que podemos afirmar que todo niño nacido en El Ingenio, Las Barrancas, El Palmar, Perque, Zamurito y zonas adyacentes entre 1925 y 1945 fue alumno suyo, lo cual ya es mucho decir. De afable pero severo carácter, a las clases de Carmen María acudían todos los infantes y preadolescentes carentes de formación escolar con un entusiasmo inusual; quizás porque así se libraban de las duras tareas de cualquier hogar rural, pero básicamente porque la maestra sabía motivar (y no sólo con el persuasivo látigo) a sus alumnos, con cantos, amenas narraciones y prácticos consejos; para sus alumnos se trataba de clases muy divertidas.

Herramientas pedagógicas
Mujer de mucha paciencia, Carmen María enseñaba a leer y escribir alumno por alumno; allí, pegada a cada uno de ellos, porque el proceso de enseñanza en buena medida era individual; pocas veces utilizaba el pizarrón. Las clases de Geografía e Historia patria si eran de carácter colectivo y su fuerte voz se proyectaba fácilmente hacia ambas aulas. Los alumnos de la maestra Carmen recibían además clases de aritmética, lenguaje, dibujo, caligrafía, urbanidad, tejido y bordado en tambor y bastidor, esto último para las damas. El texto básico de enseñanza era el Libro Mantilla, clásico método de lecto-escritura basado en el deletreo de sílabas. Luego de aprender a escribir, era necesario hacerlo bien, y para ello estaban los métodos de caligrafía y ortografía. Otro instrumento didáctico importante fue el Manual de Carreño. Por aquel entonces los buenos modales formaban parte integral y fundamental de la educación de niños y jóvenes. Carmen María complementaba la educación recibida en casa con este libro de obligada lectura en todas las escuelas iberoamericanas. A su vez Carmen amenizaba las clases con la lectura de los Cuentos de Calleja, de Saturnino Calleja, prolífico escritor y editor español dedicado a los textos escolares, de los cuales aún se conserva El médico ambicioso. El catecismo era otra enseñanza propia de la niñez, y Carmen María a su vez fue catequista de todos sus alumnos, a quienes preparaba para la Primera Comunión; actividad que en el centro urbano realizaba Eva Miranda.
Carmen María tenía una gran capacidad orientadora y mucha paciencia, pero además, por si acaso, también contaba con un látigo para disuadir inadecuados comportamientos sobre todo en el alumnado masculino. No faltaron testimonios sobre la certera puntería de la maestra al momento de alcanzar al alumno infractor en medio de tantos otros que acataban las normas. Se adelantó unas tres décadas en el uso de la música como herramienta pedagógica; así, ella componía sus propias canciones didácticas orientadas a la enseñanza de las tablas de multiplicar, por ejemplo, como indicación del término de una materia para entrar en otra y para dar por culminada la jornada. La memoria de Ramón, su hijo, preservó una de esas canciones cuya partitura transcribió su nieta y forma parte de la presente crónica. Se trataba de canciones muy pegajosas compuestas por ella, lo cual facilitaba la enseñanza, lograba una clase divertidas y estimulaba la asistencia.

La despedida

Jesús (Don Chuchú) Garcia Tellechea era el administrador de las haciendas El Palmar, El Ingenio, Perque y Zamurito, pero estas pertenecían a varios socios que en el año 1952 deciden finalizar el consorcio. Así, cada una de esas haciendas comenzó a operar individualmente y con los criterios personales de cada quien. El esplendor de lo que se conocía como El Ingenio, comenzó a deteriorarse y las familias asentadas en el sector se vieron obligadas a emigrar al verse desplazados como trabajadores por las nuevas contrataciones de personal. La mayoría de las familias construyeron sus nuevas viviendas en terrenos ubicados en lo que hoy conocemos como Barrio Arriba y Plaza que el mismo Don Chucho les había donado. Otros habían comprado viviendas en sectores más céntricos; la familia Pérez-Flores  tenía una casa en la calle 19 de Abril y se mudaron en el año 1953. Así, no por voluntad propia sino por fuerza del destino, Carmen María de Pérez cesó sus labores docentes tras 20 años de ejercicio. Por lo demás, el pueblo contaba con una moderna instalación educativa recién inaugurada, el Grupo Escolar Elías Calixto Pompa,  y Carmen pudo considerar que ya sus servicios
Gregoria Perez
docentes no eran tan necesarios, pero su huella, su decisiva influencia en una comunidad y su innovador estilo pedagógico nunca podrán ser olvidados o negados; Carmen María de Pérez supo ganarse, sin proponérselo, unas cuantas y destacadas páginas en nuestra historia aldeana, por lo trascendente de su labor en el momento y lugar preciso que se requirieron.
Carmen María no legó a sus hijos bienes de fortuna porque nunca los tuvo; pero muchos de sus hijos y nietos heredaron la pasión por la docencia con la responsabilidad y el compromiso social que ella le imprimió. Parecía natural rendirle un homenaje en forma de epónimo al colegio ubicado en la avenida Dr. Ramón Alfonso Blanco, cuyos alumnos deben sentir el orgullo de formarse en una institución que honra a Carmen María de Pérez, y a su vez su cuerpo docente y administrativo sentir el compromiso que ello implica. Carmen María de Pérez murió en Guatire el 26 de septiembre de 1988; tenía 84 años…

Testimonios
Recientemente un grupo de sus alumnos brindaron un testimonio de significativo valor histórico que reflejan la importancia de la labor didáctica de Carmen María de Pérez:
Dolores Moreno: “La mayoría de sus alumnos egresábamos con un alto grado de instrucción debido a que sus métodos de enseñanza era muy completo”
Rosa Olivo: “No utilizábamos uniforme. La maestra siempre mantenía el salón en perfecto orden, inculcándonos la responsabilidad, puntualidad y el por qué de la asistencia diaria”.
Leonor Machado: “Utilizaba el libro Mantilla. Me enseñó a leer, escribir, geografía, historia, a bordar, tejer, moral y cívica… Las niñas las sentaba separadas de los varones. La maestra era muy estricta”.
Rosalía Blanco
Pedro Terán Quintero: “Fui alumno de Carmen María de Pérez de 1938 a 1940.  Leía en voz alta… Iba a la escuela de lunes a sábado; este último medio día. Comencé pagando un real (Bs. 0,50), luego lo pagaba la Hacienda. Nos sentábamos por hileras de bancos, clasificados en 1er, 2do y 3er grado”
Rosalía Machado: “Estudiaron muchos niños que vivían en El Ingenio. Usaba un mandador para las niñas y para los niños un cuero de ganado; es decir, era muy estricta. Todos los días debíamos llevar la tarea”.
Antero José Ordaz: “La maestra era muy estricta en cuanto a conducta, responsabilidad, aseo, puntualidad y asistencia”.
María Aracelis Rengifo: “Recibí clases en el año 1952… Me dictó clases de matemáticas, lectura, caligrafía, bordado, moral y cívica y tejido. Preparó a varios niños de la Hacienda paras la primera comunión”.

Felicia Antonia Cruz: “”Llevaba mi comida a la escuela… Si nos preguntaba y respondíamos bien nos subía de banco hasta llegar al primero…Utilizaba un solo cuaderno para todas las materias, éste costaba una locha y un lápiz costaba un centavo. Los exámenes eran orales”
María Leonidas Blanco: “Recibí clases en 1935…Nos dictaba clases de aritmética, geografía, historia, castellano, bordado tejido punto de cruz, rejilla y bastidor. Nos preparaba para la primera comunión… Su sistema de enseñanza era muy estricto”.
Luis Felipe Rondón: “Había bancos y muchos llevaban su silla… Los turnos eran de 7 a 12 y de 1pm. a 4 pm. El recreo era de 30 minutos… Mientras estudiábamos en el salón, hacía sus labores”.
Vicenta Rivas
María Eugenia Tovar de Rondón: “Recibí clases de matemáticas, geografía, aritmética, historia, bordado, tejido, bordado en sombra, en almohadilla, en bastidor, catecismo… Cada quien llevaba su almuerzo. Me sacaba de clases porque yo me reía mucho y me jalaba por las orejas. Era muy estricta y enseñaba mucho. La hora de salida era diferente según el comportamiento de cada grupo”.
Aura María Cruz Barrios: “No tenía ayudante. Era una maestra de las buenas, fue maestra de muchas personas hoy grandes profesionales. La maestra era muy rígida. Todos leíamos en voz alta”.
Juan Terán: “Tenía un sistema de enseñanza muy diferente al actual. En los cuadernos nos colocaba la nota. Carmen María de Pérez enseñaba mejor que muchas maestras de hoy. Aprendí a realizar porcentajes y bases para terreno”.
Lucila Ramírez: “Me preparaba en lectura, tejido, matemática, geografía y nos afianzaba la caligrafía. Estaba todo el día en la escuela. Primero aprendí a escribir con lápiz y luego con tinta (plumilla). Gracias a los estudios realizados con la maestra Carmen ingresé directamente en 2do grado después de haber realizado un examen en la escuela del pueblo (Elías Calixto Pompa)”.

Sus alumnos
Nicolasa Delgado

Algunos de los alumnos de Carmen María de Pérez que conserva la memoria de quienes nos aportaron información fueron: Aciclo Cruz Barrios, Adela Blanco, Agustín Blanco, Agustín Sánchez, , Aida Muñoz Ramírez, Alberto Ramírez, Alejandrina Cruz Barrios, Alejandro (Verano) Cruz Barrios, Alejandro Ibarra, Alejandro Ramos, Andrés Mijares, Ángel Martínez, Ángel Rosendo Quintero, Angelina Ramírez, Antero José Ordaz, Armando Muñoz Ramírez, Armando Reverón, Aura Blanco Paredes, Aura María Cruz Barrios, Benito Blanco, Braulio Muñoz Ramírez, Cándida Urrutia, Carlos Pérez, Carmen Esteban (Camejo) Olivo, Carmen (Mamina) Regalado, Cerza Flores, Cesar López. Claudina Vaamonde, Consuelo Blanco Paredes, Cruz Miguel Blanco, Dolores (Lola) Moreno, Domingo Rengifo, Eloín Acuña, Eloísa Córdova, Elsa Josefina Castillo, Emilia Moreno, Epifanio López, Ernesto Arteaga, Eugenia Tovar de Rondón, Eulalio Cruz Barrios, Evencio Castillo, Felicia Cruz Barrios, Felicia Rengifo, Félix Ramón Díaz, Fermín Blanco Paredes, Francisco (Trapiche) Cruz, Francisco González, Francisco Jaén, Germán Caldera, Gonzalo Quintero, Gregoria Pérez, Gumersindo Inojosa, Gustavo Lugo, Humberto Cruz, Inginio
Lucrecia Quinteto
González, Jacinto Cruz Barrios, Jesús (Chuchito) Martínez, Jesús Córdova, Jesús María
Blanco Paredes, Juan Herrera, Juan Ordaz, Juan Quintero, Juan Terán, Julia Blanco, Julián Pérez, Leonor Machado, Lucila Ramírez, Lucrecia Blanco, Lucrecia Quintero, Luis Blanco, Luis Felipe Carballo, Luis Felipe Rondón, Luis Ibarra, Luis Rondón Muñoz, Luis Rondón Tovar, Manuel H. Pérez, Manuel Jacinto Cruz, Manuel Jesús Díaz ,Manuel Segundo (Manolo) Quintero, Manuel Vicente Lara, Marcelino Blanco, Marcelino Ordaz, Marcelino Sánchez, María Aracelis Rengifo, María Blanco de Urbina, María Leonidas Blanco de Cruz, Marina Urrutia, Marta Muñoz Ramírez, Marta Ramírez, Melecio Ibarra Gutiérrez, Melecio Romero Blanco, Mercedes Jaén, Nemecia Urrutia, Nicolasa Delgado, Obdulio Rengifo, Omaira Díaz Urrutia, Pablita Blanco, Pablo Martínez, Pablo Ramírez, Pedro Blanco, Pedro Cardozo, Pedro González, Pedro Rondón Tovar, Pedro Terán Quintero, Petra Luisa Blanco, Pío Sánchez, Polo Reverón, Priscila Ramírez, Quisimodo Rengifo,
Rosario Quintero
Rafael (Canelo) Tovar, Rafael Blanco, Rafael Eustacio Cruz, Rafael (Paleta) Muñoz Ramírez, Ramón Pérez, Raúl Lara, Rosa Antonia Olivo, Rosa Blanco, Rosa Urrutia, Rosalía Blanco, Rosalía Machado de Arteaga, Rosarito Quintero, Salvador González, Santiago Pérez, Santiago Rondón, Sergio Muñoz Ramírez, Sersemila Flores, Silvino Armas, Simón Quintero, Tarsicia Ramírez, Teodoro Crespo, Teodoro Romero Blanco, Teresa Moreno, Tirso Flores, Toribio Romero Blanco, Trino Rengifo, Tula Blanco de Ibarra, Vicente Caraballo, Vicente Emilio Pérez, Vicente Machado, Vicenta Ribas y Yolanda González